Ibagué, futuro y realidad del recurso hídrico (parte II)

Camilo E Delgado Herrera

(…) Si el panorama de la Fase I del Proyecto Acueducto Complementario con fuente alterna de captación es poco alentador, la Fase II parece aún más incierta, no solamente por los serios problemas para su financiación, sino también por estar cercano el vencimiento del plazo otorgado mediante “ultimátum” del Gobierno nacional para que antes del 20 de junio (es decir, en menos de 10 días) se defina el futuro de las obras del Acueducto Complementario, so pena de perderse mas de $60 mil millones destinados para tal efecto.

En este escenario se plantea por parte del Ibal la ejecución de más de una docena de “sub-proyectos”, que hacen parte del Proyecto del Acueducto Complementario, entre los cuales resaltan: la construcción de la planta de tratamiento de Boquerón; la instalación de tubería desde el kilometro 4.7 hasta la planta de tratamiento de Boquerón (sin saber aún cual será el futuro de los primeros 4.7 km que debían ser instalados por Acualterno); la construcción del tanque sur; la conexión desde la planta de Boquerón hasta el tanque sur; la construcción del tanque en el sector de la Fiscalía; la conexión del tanque sur al tanque de la Fiscalía; la conexión de la línea Fiscalía-Mirolindo-Picaleña; la construcción de la estación de bombeo del Sur (sector Boquerón); la conexión de la línea La Pola-Tanque Sur; la prolongación de la línea de aducción Boquerón-La Pola; entre otros, todos éstos sin una fuente de financiación asegurada.

Sin embargo, vuelve y surge el mismo interrogante: ¿Son estas obras las que definirán el futuro del recurso hídrico en Ibagué?. ¿Es el Acueducto Complementario la solución real y definitiva a los problemas presentes y futuros que en materia de suministro de agua tenemos?. La respuesta es no, y no lo digo porque las mismas no se requieran, por el contrario, resultan importantes, pero entre tanto se logran estas inversiones que están proyectadas para ejecutarse en un mediano y largo plazo (es decir de 5 a 10 o más años), los ibaguereños seguiremos sufriendo las consecuencias de ser “Combeima-Dependientes”: el 93% de los habitantes de nuestra ciudad dependen del suministro de agua captada de la cuenca del río Combeima; seguiremos siendo afectados por las escasas inversiones que se han realizado en esta bocatoma, así como la poca o nula atención que le hemos prestado al problema de la Cárcava que existe sobre la micro cuenca de la Quebrada El Guamal (corregimiento de Juntas), la cual es la principal responsable de arrastrar toneladas de arena, roca y sedimentos hasta el río Combeima, lo que no sólo ha generado la desviación de su cauce natural sino que a su vez a traído como consecuencia que en época de lluvias los niveles de turbiedad y sedimentación del afluente hídrico lleguen a límites tan altos que resulta imposible su tratamiento en la bocatoma, situaciones que a pesar de ser ampliamente conocidas por la administración municipal y el Ibal, quienes desde el 2013 han venido anunciando inversiones al respecto, las mismas siguen brillando por su ausencia.

Esta es la verdadera realidad, éste es el presente, el ayer, el hoy el mañana y de las inversiones que al respecto se realicen dependerá gran parte del futuro del recurso hídrico de nuestra ciudad y, por supuesto, su desarrollo económico, social, ambiental y urbanístico.

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