FaceBook es sin duda alguna la red social más popular del mundo, y su crecimiento, desde su nacimiento en los dormitorios de una universidad americana en 2004, ha sido descomunal. Y ese crecimiento implica también una mayor responsabilidad.

Esta semana el mismísimo creador de la red, Mark Zuckerberg, fue, como decimos coloquialmente, “víctima de su propio invento”. Por un error en el código que permitía que bajo ciertas circunstancias se lograra acceso a las fotos privadas de cualquier usuario, alguien accedió a las de Mr. Zuckerberg y las puso a circular en Internet.

Curiosamente, el proceso para acceder a estas fotos privadas fue descrito claramente en un foro por un fisiculturista. Inmediatamente FaceBook reconoció que había un error en el módulo que permitía que un usuario denunciara como inapropiadas las fotos de otro. El módulo se removió, y este “hueco” en la seguridad de la red social se selló.

A pesar que las fotos del CEO de FaceBook resultaron ser poco menos que aburridas, el mensaje que se les envió a los más de 800 millones de usuarios de esta red en el mundo sí era grave: su privacidad no está segura, y es muy posible que nunca lo esté.

FaceBook es una herramienta maravillosa; ¿quién puede negarlo? Nos sirve para encontrar aquellos seres queridos desperdigados por el mundo y compartirles nuestras emociones, nuestros gratos y tristes momentos y acercarnos a ellos un poco más.

Pero también puede causar muchos problemas: hace poco un estudio sobre divorcios en los Estados Unidos decía que en uno de cada cinco divorcios se mencionaba a FaceBook, la mayoría de las veces como el sitio en donde se encontraban pruebas de infidelidad.

Es que, como toda red social, sufre de problemas de privacidad. Incluso después de muchas mejoras y nuevas restricciones no es del todo seguro poner material como fotos, videos o mensajes en una red como FaceBook.

El mensaje que nos llegó entonces es muy claro: no se debe poner allí material sensible que pueda causarle problemas. Sencillo. Filosofía que claramente sigue el mismísimo fundador de la red: en sus fotos aparecía acompañado de su novia y su mascota, cocinando, compartiendo con amigos, nada trascendental. Aprendamos la lección. Nadie quiere ver sus fotos privadas circulando en Internet. Ni siquiera Mark Zuckerberg.