Historias de locos bajitos

A petición del público, como dicen los circos pobres pero honrados que se despiden varias veces, vuelvo con mis historias, no sin antes pasar la ponchera para pedir la limosnita de anécdotas similares:

Tengo la camisa blanca

Gracias a los primeros cien años de El Colombiano (¡felicitaciones¡) soy una camisa blanca más rico y numerosas sonrisas más pobre.

Con las Calle en la Alzate Avendaño

Había conocido, enterito, a un Papa, Juan Pablo II, cuando vino a Colombia. Pero algo le faltaba a mi hoja de vida: conocer a las hermanitas Calle, los íconos de la música guasca o de carrilera, pura poesía montañera.

Conversación en la funeraria

En un solemne y variopinto funeral una otoñal amiga me detalla con curiosidad de paleontóloga. Luego me electrocuta con la pregunta: “¿Y cuándo nos volvimos tan viejos?”. Pese al arzobispal “nos” que la incluía, me dejó sin norte, sur, oriente, ni occidente. Y yo que me creía curado de espantos.

La rebelión de las caderas

Para recibir el año, cumplo con la obra de misericordia de advertir sobre el peligro que representa para la estética urbana la proliferación de caderas pluscuamperfectas.

Chita deja la pasarela

El glorioso cine en blanco y negro acaba de perder a uno de sus mayores íconos: Chita. Nació macho, pero murió hembra por pragmatismo laboral.

Perfiles de los Reyes Magos

Estos reyes magos eran más raros que un camello con tenis. Eran incapaces de sacar un conejo o una paloma de un sombrero. Eran magos en la acepción antigua de “hombres sabios”. Pero si no eran magos, eran reyes, o sea, inútiles por definición. Nacieron en rancia cuna. Esa fue su gracia.

Amor al primer verso

Marujita, me sumo (resto y multiplico) al mensaje de Ricardo para mandarte un mundo de felicitaciones este domingo día de tu cumpleaños. (Que sean dos mundos porque el día de gastar se gasta). Ya mismo me doy el regalo de tu cumpleaños leyendo poemas tuyos que tengo aquí no más, al lado del hígado que es el que regula el amor, según una propaganda que salió del aire.

El reciclarte a media asta

El cuyabro Guillermo Gómez, Galgó, no podía ver una basura haciendo nada porque la volvía arte.

Leyendo a Ingrid

Como Ingrid Betancourt cumple años en diciembre, me regalé, tardíamente, la lectura de su libro “No hay silencio que no termine". Comentarios: