El árbol y el bosque

Eduardo Durán

La decisión del presidente Trump, de salirse del acuerdo de París que había sido suscrito por 195 países para salvar al planeta del desastre climático, deja ver claramente el comportamiento irresponsable y oportunista de un mandatario, que pretendiendo ganar adeptos en su país, pensando que al pisotear el medio ambiente se pueden ganar unas plazas de trabajo, no vacila en tomar medidas sin medir el enorme daño que producen.

Y claro que se pueden ganar algunos empleos: autorizando la minería de manera indiscriminada, talando los bosques para que cada cual aproveche a su manera las maderas; contaminando las aguas para que sea la manera más fácil de despojarse de los desechos y quitando el ojo sobre las chimeneas para que el aire se oscurezca por la concurrencia indiscriminada de partículas mortíferas.

Mientras tanto, que suba la temperatura, que se produzcan más muertes por la contaminación, que los desastres climáticos socaven el planeta y destruyan los recursos naturales.

Resulta increíble, que después de tantos años de trabajo para crear conciencia en todos los países del mundo sobre la necesidad de generar compromisos para firmar ese acuerdo, la principal potencia del mundo exhiba ahora unos intereses absolutamente personalistas y aislados, para tratar de echar por la borda el anhelo de la humanidad.

Mal precedente para la convivencia mundial, en donde se puede apreciar que si un acuerdo de esta naturaleza es desconocido por aquellos que más responsabilidad tienen en el tema, entonces qué será del futuro del resto de los acuerdos firmados, y lo que va mas allá, cómo va a presentarse el escenario para futuras negociaciones de otros pactos, cuando se sabe de antemano, que quienes mas ejemplo deben dar, son los primeros en desconocer lo pactado.

En este caso, tenemos un medio ambiente que ya en muchos lugares del mundo es sinónimo de destrucción y muerte, y ese estado de cosas avanza de manera pavorosa generando todos los días nuevos elementos de preocupación, pues estamos entregando a las nuevas generaciones una habitación cada vez mas precaria y con peores amenazas.

Qué pobre y cruel precedente histórico se ha sentado, para vergüenza de la humanidad.

El presidente Trump por mirar el árbol, abandonó el bosque.

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