El discurso pensado

Eduardo Durán

A los que no pudieron oír los discursos del Papa en las distintas homilías pronunciadas en Colombia, los invito a leerlas en Internet en donde se encuentran todos los textos de las mismas.

Qué piezas tan bien pensadas; qué estructura temática tan bien lograda; qué poder de argumentación; qué mensajes tan bien elaborados y tan hondamente concebidos.

Cada frase pronunciada, constituye un texto con una idea central, con un mensaje lleno de elaboración que no da espacio al equívoco, a la tergiversación, al malentendido, a la ofensa o al resentimiento. Creo que al estructurar los textos se pensó siempre en cómo construir, en cómo contribuir, en cómo cumplir con los dictados de la responsabilidad y del llamado al encuentro y la reconciliación.

Sin duda nos ha dado el Papa a los colombianos una gran lección, pues estamos acostumbrados a hablar en caliente, a improvisar, a exhalar ante todo la rabia y a cobrar el pasado. Nos sentimos orgullosos al hablar como muchos expresan “cargados de tigre” y creemos que esa postura tiene valor, reconoce mérito y exhibe hombría.

Pero en lo que no nos detenemos a pensar es si en si en verdad construye, fortalece, atrae, agrupa y genera el camino indicado y esperado.

Lanzamos sobre los rostros de los antagonistas o de los ciudadanos incautos, expresiones de agresión, de resentimiento, de violencia; y después sacamos pecho de lo pronunciado, de los escenarios provocados y del resentimiento acrecentado.

Por qué no pensamos primero lo que vamos a decir y nos hacemos sobre lo estimado unas elementales preguntas como estas ¿El pronunciamiento es útil; no contiene cargas de negatividad; no causa lesiones; construye y agrupa como debe ser su alcance?

Estoy completamente seguro que si pensamos primero lo que vamos a decir, nos va a quedar mucho mejor.

El Papa lee sus discursos, éstos los ha elaborado durante largas semanas; los ha puesto a consideración de personas sensatas para pulir su contenido, y solo cuando han sido sometidos a ese delicado proceso de elaboración, es cuando los pronuncia, con la convicción de su contenido, lleno de fuerza y de motivación.

Esos aplausos resonantes de los asistentes a las multitudinarias misas, eran también la expresión de las múltiples formas de pensamiento, que encontraban un espacio para la convergencia y para la esperanza, que es precisamente lo que necesitamos con urgencia todos los colombianos.

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