Las cosas que pasan y siguen pasando

Eduardo Durán

La contratación pública en Colombia casi siempre anda manga por hombro: no se cumplen las condiciones, los plazos se dilatan pasmosamente en el tiempo, los costos terminan siendo muy superiores a los inicialmente pactados y la corrupción por dentro hace de las suyas, ante la mirada complaciente de muchos funcionarios concupiscentes.

Ahora la Contraloría General de la Nación acaba de dar a conocer un análisis que ha hecho sobre el proyecto Ruta del Sol II, en el que concluye que a pesar de haber desembolsado 2,6 billones de pesos entre 2011 y 2016, para que ese proyecto se concluyera en febrero de este año, su ejecución apenas llega al 51,93%.

Frente a uno de los contratos mas grandes que se hayan podido adjudicar en este país, ¿dónde están los controles? Y además ¿dónde las veedurías ciudadanas y los instrumentos de seguimiento para que esos obstáculos no hubieran sido evidenciados a tiempo?

Pasan y pasan las cosas y la situación sigue igual; por eso es que la corrupción encuentra espacios cómodos para actuar, y por eso es que los corruptos campean por todas partes sin que pase mayor cosa.

El saqueo sigue siendo la característica general y la conclusión siempre es la misma: no existe en Colombia organismos de vigilancia eficientes que hagan los seguimientos, que comprueben las ejecuciones y que aseguren la eficiencia de los recursos que se invierten.

En eso es en donde hay que trabajar: cuando la vigilancia falla el ladrón actúa, y cuando de los recursos se apropian, perdidos se quedaron para siempre ante la mirada impotente del ciudadano, a quien se le exige pronto pago en los impuestos y además éstos se le ajustan periódicamente, porque no alcanzan para cubrir el gasto del despilfarro.

Y de otro lado, hay que ser mas exigentes con la clase política, encargada de seleccionar y postular candidatos para los cargos de responsabilidad del Estado. Cuando prima el interés partidista, falla el interés de la Nación y de los ciudadanos, que serán las futuras víctimas de las nefastas administraciones encomendadas a quienes no reunían los títulos de eficiencia, idoneidad y probidad. Desgraciadamente ahí no pasa nada.

Lograda la paz, la guerra implacable y sin pausa no se debe hacer esperar contra la corrupción.

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