Otra vez la chatarrización

Eduardo Durán

El Gobierno intenta nuevamente un plan de chatarrización, en donde pretende sacar de circulación 51.265 camiones con mas de 20 años de antigüedad. Vamos a ver cómo le va con esta propuesta, pues la verdad es que los camioneros siempre han sido expertos en burlar esta clase de medidas, lo que hace que el parque automotor de carga sea en extremo obsoleto.

Y con él todas las consecuencias, no solo respecto a la contaminación que producen por la operación de motores completamente vetustos, sino además los trancones y la ineficiencia, cargada de sobrecostos, en la movilización de mercancías.

En la China existe una licencia de operación que tiene una vigencia de 10 años; si al cumplirse ese periodo, no está listo el trámite de la renovación con la presencia efectiva de un vehículo nuevo, ese cupo se pierde y es adjudicado a otro operador.

La consecuencia del panorama que vivimos, no es otra que el extremo retraso en que se encuentran los medios de transporte: el ferrocarril, que es el sistema mas eficiente para mover grandes volúmenes a bajo costo, lo dejamos acabar y apenas está volviendo a aparecer de manera muy lenta. Igual ocurrió con el río Magdalena, quedando apenas un sistema de carreteras obsoleto, antitécnico y desde todo punto de vista costoso. Pero a eso le han apuntado los camioneros, a que puedan persistir como único instrumento de movilización, pues ahí están ellos como exclusivos operadores.

Fuera de eso la red de oleoductos en este país también es en extremo complicada, pues los pocos sistemas de transporte de combustibles por tubería, son sometidos a constantes ataques por la absurda y criminal guerrilla, lo que los hace estar de manera constante fuera de servicio, y por lo tanto quedar en manos de los operadores terrestres, contribuyendo además a que esa sobrecarga destruya las carreteras nacionales.

Ojalá este plan se cumpla de una manera precisa y no comiencen nuevamente a tramitarse prórrogas, que terminan siendo auténticas burlas a la norma.

Fuera de eso, las regiones tienen que exigir líneas férreas y movilización fluvial hasta donde sea posible; de lo contrario, nuestro sistema productivo seguirá condenado a los sobrecostos y a la ineficiencia.

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