La buena noticia es que las ventas tuvieron un aceptable desempeño. Según nuestra encuesta de opinión, el 36 por ciento de los consultados reportó un incremento en sus volúmenes de ventas frente a igual mes del año anterior, y un 25 por ciento reportó descenso. El balance (diferencia entre respuestas positivas y negativas) fue de 11, nivel más alto que el registrado un mes atrás. Las ciudades de la Costa Atlántica obtuvieron los mejores niveles de actividad. Los comerciantes consideraron que sus aceptables ventas estuvieron influenciadas por la celebración de promociones masivas de los almacenes de gran formato, que también arrastran positivamente las ventas de otros comercios. También tuvieron un desempeño aceptable los sectores de vestuario y calzado, que recibieron la influencia de los grados de colegios. Los artículos para decoración navideña también tuvieron un buen noviembre.

De otra parte, en lo corrido del año, hasta septiembre, las ventas reales de los almacenes de gran formato crecieron en un 8.4 por ciento, una variación algo mayor que la registrada para la totalidad del comercio detallista de corte moderno (4.79 por ciento sin vehículos). Los renglones de mejor desempeño en el gran comercio son computadores, con un crecimiento de 20.4 pr ciento, calzado y cuero, 12.3 por ciento y ropa y textiles con un crecimiento del orden del 7.3 por ciento.

La categoría de peor comportamiento en el 2012 es la de alimentos y bebidas no alcohólicas, con un crecimiento de apenas 0.4 por ciento. En el año comprendido entre octubre de 2011 y septiembre de 2012 esta variación es negativa: -0.3 por ciento. En los últimos años se ha vuelto una constante que las ventas del grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas en los hiper y supermercados no registre crecimientos vigorosos.

Es como si las grandes cadenas estuvieran perdiendo la batalla por el estómago del consumidor. Lo que parece  estar ocurriendo es que al gran comercio, en vista de esta situación que tiene ciertos rasgos estructurales, no le obsesiona conquistar el estómago del consumidor. Ahora van por el premio mayor: quieren conquistar el bolsillo del consumidor. Ello, motivado por el ascenso de la clase media colombiana y por la reducción en los niveles de pobreza. La combinación de estos hechos es campo de cultivo para que se dispare la demanda por productos aspiracionales: zapatos deportivos de marca, ropa de moda, celulares, equipos de audio, televisores de última generación, tabletas, computadores, vivienda, carros, viajes, en fin. Agréguese a lo anterior la perspectiva de un mayor crecimiento del empleo formal y el aumento en el grado de bancarización.