Abunda literatura internacional en cuanto al impacto que tiene sobre el comercio y sobre la actividad económica en general la llegada a una población o a un barrio, de un gran almacén. Los resultados convergen a señalar que el efecto, tanto inmediato como de mediano plazo, es positivo. En Colombia la evidencia también sugiere lo mismo: la apertura de supermercados de cadena o de almacenes por departamento, o de centros comerciales, lejos de acabar con el comercio tradicional o con el comercio independiente de mediano o pequeño tamaño, los ha  beneficiado, como quiera que se atraen nuevos consumos y se estimula notablemente la modernización en las prácticas empresariales. 

La seccional de FENALCO Quindío acaba de hacer una investigación acerca del efecto de la apertura en Armenia del Almacén Flamingo en noviembre. Los impactos negativos han sido mínimos y tan solo tres por ciento de los comerciantes consultados afirmaron que su actividad económica se ha visto afectada por este almacén; dicen que este problema radica en la facilidad de crédito y la magnitud del mismo que ofrece este almacén por departamentos de origen paisa. El 12 por ciento de los establecimientos sostiene que los impactos que ha traído este almacén han sido positivos y argumentan que esto se debe principalmente a que esto hace más atractiva a la ciudad y atrae mayor cantidad de turistas y de consumidores de ciudades vecinas. Para el 85 por ciento de los encuestados la influencia que ejerce este almacén en su actividad económica es indiferente y estos toman argumentos tales como, que sus actividades comerciales aunque en algunos casos sean similares son desempeñadas de forma distinta por lo que no se han visto afectados ni positiva o negativamente.

La economía requiere más medidas expansionistas

A nivel internacional se prevé una leve recuperación de las economías desarrolladas: la proyección más reciente sobre el desempeño de los Estados Unidos apunta a un crecimiento del 2.3 por ciento, proyección alentadora. En el plano doméstico, difícil que la economía crezca menos que en 2012, pero tampoco hay optimistas que apunten a una variación superior al cuatro por ciento. Para evitar sorpresas desagradables, tanto en materia de dinámica de la producción como en el frente laboral, las autoridades económicas deben propender por medidas expansionistas, tanto en lo monetario como en lo fiscal: por fortuna Colombia cuenta con un aceptable margen de maniobra para acelerar gasto público productivo y para brindar estímulos monetarios crediticios adicionales. Se ha abierto la brecha entre el PIB potencial y real y ello constituye una buena oportunidad para estimular el consumo y la inversión.