Como perros y gatos

Ricardo Ferro

Y terminó la Alcaldía de Ibagué como mucha gente lo veía venir: con sus funcionarios agarrados como perros y gatos.

Ahora les dio a algunos de los más notorios empleados de la Administración municipal por sacarse los trapitos al sol y, por ejemplo, salir a cobrar sus “esfuerzos” por hacerle frente al cartel de corrupción que se robó los Juegos Nacionales de 2015.

Para muestra un botón: la gerente del Imdri, Diana Cepeda, arremetió contra Gladys Gutiérrez, jefa saliente de la oficina jurídica de la alcaldía, y dijo que “ella simplemente firmaba los oficios porque la involucrábamos en los procesos y ahora resultó que era ella la que estaba haciendo todos los procesos de Juegos Nacionales”.

La respuesta de la jurista no se hizo esperar y peyorativamente manifestó que los comentarios venían de una “profesora de educación física”.

¡No seamos tan pequeños! Aquí no se trata de aparentar sobre un tema que terminó convertido en vergüenza nacional y tragedia para los habitantes de la capital del Tolima: la fallida construcción de los escenarios para unos juegos que no pudimos realizar.

Por el contrario, aquí lo que se trata es de unir esfuerzos para recuperar los miles de millones de pesos que unos pillos sustrajeron del erario.

Pero no, ahora resulta que al ciudadano de a pie le toca presenciar la pelea de estas dos señoras y de otros funcionarios por protagonismo, mientras que los ladrones de nuestra plata deben estar ‘muertos’ de risa y nuestros deportistas sin tener dónde entrenar.

He visto en la prensa que el alcalde Jaramillo se encuentra incapacitado. Ojalá se recupere pronto para que ponga orden en la casa y les exija a sus subalternos respeto por los intereses de la ciudad.

Flacos favores le prestan a Ibagué servidores públicos que creen que la Alcaldía se maneja como una finca de su propiedad. Cepeda, Gutiérrez y todos los funcionarios de la administración no deben olvidar que los sueldos que perciben se los pagamos los contribuyentes.

¿Quieren aplausos nuestros? Se los daremos y de pie cuando se recuperen los más de 60 mil millones de pesos de Juegos Nacionales y se terminen las obras de los escenarios para que no se siga revictimizando a los deportistas de Ibagué.

Mientras eso sucede (difícil con tanto ego desbordado que hay por el sector de la Plaza de Bolívar), que esos empleados se limiten en sus trabajos a hacer lo que les corresponde y no sigan armando alborotos en la prensa.

El daño que se le hizo a la ciudad con el robo de la plata para los juegos fue inconmensurable. A los ibaguereños nos hicieron quedar en ridículo ante el país. No nos pudimos lucir. No logramos cumplir el sueño de tener en la ciudad a miles de colombianos con ocasión de las justas.

Y, como si lo anterior fuera poco, Ibagué sufrió un retraso enorme en su infraestructura y posicionamiento. Las grandes ciudades del mundo se destacan, entre muchas otras cosas, por la calidad de sus escenarios deportivos y la organización de sus eventos.

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