Patricia Giraldo y el insumo de la palabra

Cicerón Flórez Moya

El periodismo no es solamente el ejercicio escueto de relatar versiones de todos los hechos cotidianos de cualquier lugar del planeta. Es, en cierto modo, el testimonio de la vida, con sus encantos y sus miserias, lo elemental y lo complejo, las encrucijadas y los regocijos, las frustraciones y los encumbramientos, los gozos y los sufrimientos, los conflictos y las reconciliaciones, los amores y los odios, en fin, todo ese tejido de vivencias que el tiempo va dejando y cuya elaboración resulta del protagonismo de los seres vivos en sus múltiples relaciones entre sí y con la naturaleza.

La literatura se ha enriquecido también con el aporte de la creación desde el periodismo. Son varios los que han hecho carrera en la narrativa a partir de su trabajo de comunicadores. Gabriel García Márquez y Truman Capote son dos casos probados de la mayor relevancia. Y, desde luego, son muchos más. Y en esas promociones de periodistas que engalanan la literatura tiene los suficientes méritos para figurar Patricia Giraldo Cañas. Ella es una periodista que encontró en la palabra el insumo para armar historias que tienen la fuerza de la verdad.

Sus tres libros publicados (‘Mujeres de sol y asfalto’, ‘Campeones’ -Este cuya autoría comparte con Sixta Tulia Hernández- y ‘Eduardo Cote Lamus: el sueño de un poeta, la vida de un hombre’) son obras bien escritas y en las que es visible la fuerza de su penetración en la verificación de la condición humana de los personajes.

Ese paso de Patricia Giraldo del periodismo rutinario al de perfiles que definen rasgos fundamentales en una persona hacen parte del rigor que ella siempre ha puesto a la información.

Así lo ha hecho en los medios en los cuales ha trabajado, incluso en las asesorías a dirigentes políticos o emprendedores de otras actividades. Cuando tuvo a su cargo lo que fue la unidad investigativa del diario La Opinión, descubrió torcidos de servidores públicos, comprobó actos de corrupción, puso el dedo en la llaga de ‘honorables delincuentes’ y evidenció realidades escabrosas. Eso lo hizo en función de buscar correctivos que hicieran posible el manejo honrado de los bienes públicos.

Siempre tomando la palabra como recurso de expresión y de comunicación, dentro de los parámetros de la estética del lenguaje y lo veraz. Y ha continuado buscando fuentes que le amplíen el universo de sus proyectos, que son la exploración de posibilidades en la búsqueda de temas para su inspiración y su creación.

El periodismo y la literatura tienen en Patricia Giraldo una figura que les da prestancia. La prestancia de decir las cosas con fluidez. La prestancia de no caer en el engaño, ni hacer de la realidad una ficción tramposa, o distorsionar los hechos con proclividad a la infamia.

Este esfuerzo creador de Patricia Giraldo debe tener receptores constantes en todos los núcleos de población. Debe contar con lectores que comprendan los contenidos de su obra y se deleiten con su palabra puesta en las letras de sus textos en los libros ya publicados.

(Discurso en la presentación del libro Eduardo Cote Lamus: el sueño de su poeta, la vida de un hombre, del cual es autora Patricia Giraldo, en la Biblioteca Julio Pérez Ferrero, el 6 de febrero de 2015).

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