Niños con pólvora: Cero tolerancia

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Las cifras presentadas como balance de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, nos muestran que muchos menos hogares colombianos enlutaron su familia con trágicos desenlaces.

Importante reporte de la Policía nacional, muestra una reducción del 62 por ciento de los homicidios, comparados con el porcentaje arrojado en 2012. Los heridos disminuyeron, pues hace un año nos enfrentábamos a 159 heridos en las fiestas y en esta ocasión se registraron 40.

Así mismo, vemos como la seguridad vial merece anotación aparte; pues luego de la entrada en vigencia de ley que castiga a los ebrios al volante, ya se notan los resultados. Tan solo en Bogotá, se tiene una sorprendente reducción de 84 por ciento en los casos de víctimas por accidentes de tránsito.

A nivel nacional, se observa como disminuye en esta temporada en un 68 por ciento la accidentalidad vial a pesar del movimiento que han mantenido nuestras vías por el alto desplazamiento de muchos, a diversas regiones del país.

Todos comprendemos que el compromiso es general, que si bien las autoridades trabajan continua y esmeradamente, es deber nuestro, no retar los límites que nos impone el riesgo, apoyar las disposiciones que registran un impacto positivo en la vida humana, respaldar y dar ejemplo.

Dolorosamente, esto no puede decirse de la pólvora y sus víctimas. Una vez más y pese a la regulación y restricción en su uso, continúa siendo el motivo primordial por el cual se llenan las urgencias hospitalarias. Sin escatimar tamaño, logra comprometer a grandes y en especial a niños, quienes se ven vinculados a penosos episodios de quemaduras.

No es justo que en 2013 nos reporten 660 quemados con pólvora, demostrándose así un ligero e inaceptable aumento en sus cifras, pues en el 2012 se presentaron 565 lesionados.

Nuestro próximo objetivo debe convertirse en un desafío: una Navidad y un fin de año 2014 en paz, armonía y sin tragedias familiares a causa de muertes sin razón. Que los hogares vuelvan a celebrar tranquilos, que las carreteras sean transitadas sin riesgos, que los niños no celebren quemados y que la vida humana se preserve en paz, como manifestación de alegría.

Credito
JUAN MANUEL GALÁN Senador

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