Parecidos y coincidencias

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

El pijao se caracterizó por defender su territorio, su amor por la libertad, la solidaridad y el respeto a la mujer. Se resistió a la ocupación violenta del conquistador cuando este llegó al Tolima Grande, resistencia tan valerosa que los nuevos patrones decidieron exterminarlos. Con las encomiendas se repartieron las tierras de los indígenas que luego tenían que comprar al despojador para poder hacer sus ranchos no muy lejos de las fuentes de trabajo, las grandes haciendas y las minas. Cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia. Lo primero que se organizaba en la hacienda era la capilla para catequizar a los indios y asegurar su sumisión a un nuevo dios y al patrón. El predicador o misionero salía de su visita a la hacienda con lote de ganado por los servicios prestados, como lo recuerda Santagertrudis en uno de sus relatos de encuentros con el diablo, brujas, espantos y seres irreales que le sustituían el dios que nunca vio. Lo rescatable del cuento del fraile es su afirmación según la cual la base del tamal de la región era la masa de maíz.

Si los indios protestaban les mandaban el Esmad de la época, en la cual no era negocio la coca ni se habían inventado los falsos positivos. Si los terratenientes tenían problemas por tierras armaban, sus ejércitos con sus trabajadores y después se repartían las utilidades, algo que se volvió normal con las guerras civiles peleadas por los trabajadores y dirigida por gamonales que se volvieron generales y aumentaron la extensión de sus propiedades que ahora hay que calificar de bien habidas, por aquello de los parecidos y las coincidencias. La vaina es que la historia la escriben los triunfadores, que se inventaron el cuento del canibalismo de los Pijaos para justificar su exterminio, cuento que a estas horas de la vida es repetido por historiadores con poco interés por la verdad, tan poco que no se han leído los innumerables textos escritos en Colombia y otros países sobre la inexistencia de tal canibalismo. Esa historia de los vencedores, normalmente es escrita por segundones que decapitan la verdad por par centavos. Esa historia es la que nos deja el periodismo prostituido que en el Tolima institucionalizó el locutor Sánchez y que nos puede dejar la Academia de Historia del Tolima, que pasó de una etapa con condenados, fugitivos de la justicia y mandaderos políticos, con el Cóndor del Tolima a la cabeza, a la etapa que incluye un condenado, un procesado por plagio de una obra y rematan volviendo académico de la historia del Tolima al portero intelectual-vendedor ambulante de libros del hotel Ambalá. Fácil explicar porque es que el victimario siempre es inocente y las víctimas los culpables. Solo parecidos y coincidencias.

Saltemos al matorral de los comuneros que salieron de Santander con la intención de tomarse a Santafé para lograr algunas reivindicaciones. El arzobispo los recibe en Zipaquirá, los engaña firmando las capitulaciones que ignora cuando llega a Bogotá y comienza a encarcelar comuneros, los pecadores y comunistas de la época. Galán enviado en avanzada para un operativo militar por los lados de ‘Faca’, cumple con éxito y su misión y al enterarse de la nueva situación, por su cuenta y riesgo toma el camino hacia el Tolima Grande. Cerca a Guaduas entrena un ejército de campesinos, se toma a Honda sin ocuparla, sigue para Mariquita y en la Mina Malpaso hace la primera liberación de esclavo de América. Logró levantar varios pueblos del Tolima Grande, se toma Ambalema y llega a Upito. Después de enviar delegados a varios pueblos de Suroriente del Tolima, inicia el regreso a su tierra natal, donde lo miran como un derrotado y ya es calificado de criminal y traidor de la corona. Traicionado por antiguos compañeros es hecho prisionero y descuartizado. Partes de su cuerpo fueron exhibidas en varios pueblos. Solo muchos años después la historia de dio el puesto merecido a Galán. Salte a Popayán para que vea a Manuel Quintín Lame, amarrado y paseado por las calles cuando se aparece el Maestro Valencia y en gesto de hombría y valentía se le acerca al detenido y lo coge a bofetadas. Con razón cierta ave dejó de hacerlo sobre las estatuas de Popayán para salir en busca de etólogos. Quintín Lame, héroe de los indígenas, llega huyendo al Huila, donde estaba de secretario de Gobierno el mismo que en su época de arrepentimiento se ensotanó como San Anselmo de Santa Quitelia, quien envió una comisión de la Policía con la orden de matar a Lame. No sé dónde está la diferencia. A lo mejor solo son parecidos y coincidencias. Lo cierto es que siempre vemos a los mismos con las mismas.

Lo cierto es que siempre vemos a los mismos con las mismas. Con el poder, los peculados, el tráfico de influencias, las maniobras politiqueras, el manejo de la justicia y todo eso que hace necesaria la paz. Y si no nos unimos para derrotar a los que viven de la guerra, dejamos el campo abierto para que nos lleve satuple.

* Ñapa.- Ernesto Navarro.- Un ejemplo del esfuerzo, de honestidad, de generosidad, de solidaridad y de amor por el medio ambiente. Consiguió los primeros pesos cargando maletas y mercados en Honda. Fue varias veces secuestrado y extorsionado, con participación de los inteligentes.

Colaboró en silencio y sin buscar jamás ningún reconocimiento ni protagonismo, en el rescate de varios secuestrados y se encargó de localizar los cadáveres de un oficial y un fotógrafo de la policía, secuestrados por la guerrilla en un operativo contra amapoleros y después fusilados. Entregó los restos a sus familiares. Este buen ciudadano fue asaltado y robado en su residencia en un barrio central de Ibagué. Esta es una oportunidad para agradecerle a Don E toda su generosidad y para que los investigadores y los llamados servicios de seguridad, demuestren su utilidad.

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