La paz no se detiene

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Son las víctimas de la violencia, especialmente los campesinos, los que más desean el éxito del proceso de paz. Son los primeros beneficiarios con lo hasta ahora logrado. Disminución de las muertes violentas y del despojo, trabajo tranquilo de la tierra, reencuentro con los amigos, los hijos en las escuelas rurales, disfrute de la música y las fiestas populares, volver a vender sus productos para hacer mercado, comprar cachivaches para la familia y sentarse a compartir con los vecinos y amigos de esas reuniones con los músicos de la vereda en la fonda campesina.

Esto va mejorando a medida que avanza el proceso. Normal que existan opositores, así no sean víctimas de la violencia. Lo que no encaja bien es una oposición fundamentada en odios y mentiras.

A muchos les enseñaron a odiar por dioses y/o por política y como se dieron cuenta que el odio es contagioso, lo utilizan politiqueramente para evitar la unión de la comunidad para lograr el bienestar a que aspiran y tiene derecho los campesinos con este proceso de paz.

Es normal que los gobernantes liderados por el ganador del Premio Nobel de Paz, respalden el proceso y que hagan demostraciones de conciliación, como lo hizo el Gobernador del Tolima, al visitar a los guerrilleros acampados en la zona veredal El Oso de Planadas.

Un gesto normal en alguien que quiere la paz y que puede mostrar logros de conciliación a través de la cultura. Ejemplo de ello es el rescate del San Juan en Purificación, la financiación de varias versiones del mismo, el acompañamiento con la Ministra de Cultura y la expedición del Decreto que lo reconoce como Patrimonio Cultural Inmaterial del Tolima.

Bueno es recordar a propósito de este evento, que la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá, en la sentencia de 7 de diciembre de 2016, donde decidió sobre la actuación criminal de los paramilitares del Bloque Tolima, en la zona del río Magdalena, al tratar el tema de atención y reparación de las víctimas, recomienda: “(…) que se recupere , reivindique y se resignifiquen las tradiciones culturales y la necesidad de impulsar lazos colectivos, que pretendan hacer contravía al daño colectivo generado por el Bloque Tolima sobre este gran afluente como espacio de convivencia, a través del cual fueron creciendo y desarrollándose sus comunidades. A modo de ejemplo, se sugiere que sea tenida en cuenta como referente, la fiesta de San Juan de Purificación, Tolima”.

Cualquier tolimense que conozca un poco de la violencia en el Tolima, recuerde el origen del Festival Folclórico Colombiano y reconozca la importancia de la cultura, entiende el mensaje que encierra esta sentencia.

No tienen razón por lo tanto las censuras, producto del odio y de mentiras, de quienes consideran que la violencia les puede seguir dando beneficios electoreros. Las manifestaciones contra quienes no comulgan con sus odios, las contrarrestamos y las derrotamos con la alegría, la música, la danza y todas esas expresiones culturales de un departamento que quiere la paz y la reconciliación.

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