¿Pa’ónde vamos? ¡¡...deepeendeee!!

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La expropiación se inició con la conquista, se fortaleció con la encomienda y está con la hacienda. La fiebre del oro fue compañera de la esclavitud, el despojo de tierras a los nativos y la evangelización. Indígena que se resistía era perseguido y eliminado. Las haciendas fueron creciendo y la lucha por incrementar sus dimensiones originó conflictos entre los dueños del poder económico y político, conflictos de los cuales salían perdiendo los más pobres. ¿Qué ha cambiado? Ni’an se sabe, porque seguimos en las mismas y con los mismos, según el espejo retrovisor, que es lo que nos dejaron a cambio de la cátedra de Historia. Organizaron grupos paramilitares con apoyo del Estado para robar violentamente tierra a los campesinos y recibir bendiciones de purpurados como Los Doce Apóstoles y el exfiscal Luis Camilo Osorio, y próceres que se beneficiaron con la violencia y combaten la paz apertrechados en rencores, odios, mentiras, miedo y promesas chimbas.

Ellos tienen el poder, el dinero del Estado a su disposición para robarlo “legalmente”. Manipulan la justicia… -Reficar, Dragacol, Saludcoop, Dirección Nacional de Estupefacientes, regalías, obras fantasmas o elefantes blancos, los escenarios deportivos de Ibagué, beneficios judiciales ilegales para los paracos, desde la cúpula de la justicia, como se demostró esta semana con el caso de la fiscal y el marido que hoy están tras las rejas, los contratos de la corporación Destino Colombia con Cortolima, las sobrecargas académicas que incrementan el sueldo de profesores sin ética de la U.T. y el Festival Folclórico con la falsificación de cuentas y cheques cobrados a nombre de la artista y gestora cultural Staruska, y la iluminación de diciembre con arandelitas evaporadas…

Y los dueños del poder también tienen su verdad y tratan de imponerla a través de los medios de comunicación a su servicio y hacen todo lo posible por ocultar o tergiversar la verdad de los otros, de las víctimas de la violencia y de quienes tomaron las armas para defender sus vidas y su tierrita. A los guerrilleros de las Farc no los pudieron derrotar en el combate y además acordaron la paz con el Gobierno y están cumpliendo lo pactado, con la sinceridad de quienes quieren a Colombia en paz. Pero este gesto no es del agrado de los que prefieren el derramamiento de sangre de compatriotas. A estos colombianos es conveniente escucharlos, sin ofenderlos, respetando su manera de pensar. Que las diferencias politiqueras no alteren la convivencia del grupo o del vecindario. Defendamos la paz, pero sin actos violentos, pensemos en el país que tenemos que reconstruir y dejarle a las futuras generaciones.

Ñapa.- Una maestra rural sube llorando al bus intermunicipal que la llevaría al pueblo. Al preguntarle por el motivo de su llanto hizo un corto relato que es reflejo de la educación escolar. ”Varios de mis niños caminan de dos a tres horas para llegar a la escuela, desayunaron con aguacafé y se regresaron sin almorzar. Y yo sin un maldito peso para poderles dar siquiera un pan.

La escuela se está cayendo, no hay materiales, solo abandono. Y ni así muchos  entendieron la lucha que dimos los maestros con el paro. Por favor, que tengan en cuenta los niños del campo ya que a sus taitas ya los jodieron.”

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