Inocentes

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

• Inocente el que considere ejemplo de ética y honestidad al señor fiscal Néstor Humberto Martínez, quien se atrevió a nombrar al tal Moreno, ícono de la corrupción en este país, para que investigara a los corruptos.

• Y más inocente quien le crea las bobadas que esgrimió para justificar dicho nombramiento.

• Inocente quien crea que este fiscal, considerado por la gran prensa “el personaje del año”, está haciendo justicia, cuando lo que está haciendo es politiquería barata, al servicio de Vargas Lleras, tal como lo demostró, al encarcelar al exalcalde de Santa Marta y aspirante a la presidencia Carlos Caicedo, justo cuando iba a inscribirse por firmas como candidato. Todo porque este joven, de izquierda, puso en jaque a los políticos paracos y a los Char, con su excelente gestión como alcalde y como rector de la U. del Magdalena.

• Pasa por inocente el que esté pensando que este fiscal Martínez tiene las manos limpias, para investigar los escándalos de Odebrecht, cuando lo que hace es tender cortinas de humo para opacar su exitosa gestión ante esta multinacional, al servicio de su patrón Sarmiento Angulo y de la campaña de Santos Presidente.

• Tremenda inocentada la de los que creen que todos los palos en la rueda que puso el Fiscal en el Congreso, durante el trámite de los proyectos que desarrollan los acuerdos de paz de La Habana, obedecían a su genuino interés de preservar la “pureza de la justicia” y la institucionalidad.

• Muy grande la inocentada de los que salieron a defender al ministro de Defensa Villegas, cuando presentó los cotidianos asesinatos de líderes sociales -defensores de derechos humanos- como un “tema de faldas”. No faltó quien lo justificó y nos hizo recordar al representante de Pablo Escobar en el uribismo, cuando convirtió en migrantes a los desplazados por la violencia y al general Samudio, cuando Ossa le reclamó por los asesinatos diarios de dos a cuatro miembros de la Unión Patriotica y aquel le respondió: “¡A ese paso no los vamos a acabar!”.

• Los más inocentes, ¿quién lo creyera?, resultaron ser los guerrillos de las Farc, quienes creyeron que el Estado colombiano les iba a cumplir lo pactado en La Habana. No estaban ni tibios.

• Fuimos muy inocentes los tolimenses que creímos que el exfiscal Montealegre era un jurista honesto, comprometido con la justicia y la decencia. Pero ya vimos que lo que hizo fue fortalecer el ‘Cartel de la Toga’, “repartir mermelada” entre los magistrados que lo eligieron y le prolongaron su periodo, celebrar contratos ilegales, ponerse al servicio de Saludcoop, los paramilitares del Fondo Ganadero de Córdoba y golpear sin misericordia a los funcionarios honestos que se atrevieron a decirle No.

• Ya no quedan inocentes que crean en la ética y transparencia de los exfiscales Eduardo Montealegre, Luis Camilo Osorio y Jorge Perdomo, ni en Gustavo Moreno, Jorge Pretelt, el trío Bustos, Malo y Tarquino, Natalia Springer, el inquisidor Ordoñez y los tres exalcaldes de Ibagué que le cargaron el joto a Luis H.

• Pasa por inocente quien la cree que promoviendo la violencia le presta un servicio al país.

• Qué tal la inocentada de Serpa cuando pateó el tablero y dijo: “¡¡Me largo del partido Liberal. Ya no aspiro más, por falta de garantías!!”. Pero a renglón seguido: “¡¡Ahí les dejo a Horacio José!!”.

• Inocentes los que esperaron como regalo del niño Dios los libros con la producción intelectual del ‘Choco’, Emanuelito Arango y la Gata del Tolima, ahora liberal.

• Como inocentada calificaron algunos la pegada oportunista a la campaña de Fajardo, de Angarita quien fuera asesor estrella de Luis H., dizque porque solo aporta desprestigio.

• Inocente y pendejo quien cree que existen diferencias ideológicas entre las élites liberales y conservadoras.

• Inocentada de muchos pisos la de Cortolima con los controles a las cuentas chimbas presentadas por la Corporación Destino Colombia, ente en el que en su Junta Directiva está José Ramírez, director del programa Administración Agropecuaria y Tecnología Forestal y autor de un libro desconocido como los dos de sus socios. Allí aparece un pago por transporte a un trabajador de la Alcaldía de Dolores, por hacer las veces de coordinador y pago por una limpieza de petroglifos. Ligia Arregoces avala a Boris Moreno y este avala a Ligia, gerente de una empresa todera, y ambos pasan cuentas por servicios profesionales.

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