Menos relajo y mejor folclor

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

No sobra recordar que la primera gran demostración nacional de la importancia de la cultura en un proceso de conciliación, la dio el Tolima con el Primer Festival Folclórico Colombiano en 1959, en plena violencia… un manto de pétalos para cubrir el tapete de sangre tendido sobre el Tolima… Se utilizó el folclor, esas costumbres y tradiciones expresión de nuestra identidad. Fue por un tiempo una demostración de civismo hasta cuando se infiltró la politiquería. Con el paso de los años recibió el reconocimiento como patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, algo que le aseguraba un aporte de la Nación previa presentación de unos documentos que se exigen a todos aspirantes a auxilios, en fechas determinadas. No tiene justificación, por lo tanto, que la corporación Festival Folclórico Colombiano, que afirma contar con un excelente grupo de asesores, hoy nos diga que perdió el aporte del Mincultura por falta “de un documento estúpido” y que haga el oso echándole la culpa de su desorganización a una funcionaria que cumplía con sus obligaciones y no podía actuar como subalterna de quienes pasaron por debajo de la ruana las falsificaciones de la firma de Staruska en cuentas y cheques por servicios no prestados a dicha organización. Ante el fracaso administrativo y de imagen, del cual eran conscientes los miembros de la corporación y ante la cortedad del tiempo y por creerse los únicos que pueden organizar el evento, estamos presenciando un pataleo, con tufillo de chantaje, para lograr que al galope sean contratados. Una forma medio pendeja, por no decir estúpida, de desconocer que la Alcaldía, la Gobernación, las universidades y el empresa privada unidas pueden organizar un buen festival… verdaderamente folclórico y no un relajo… Que la sede de la Corporación, no adquirida con limosnas, corra el riesgo de ser rematada, solo es culpa de una mala administración y no de otros. Mejor no esconder la verdad. Este amago de crisis es una oportunidad para que el festival recupere sus objetivos originales: participación de la comunidad con lo mejor de su folclor, ser un puente de conciliación y ser una fuente de turismo, algo que no entiende el espera carroza de vidrio para desfilar. Dicen los expertos internacionales en turismo que las mejores fuentes de turismo son los pueblos que conservan sus tradiciones y su autenticidad. Y en esto tienen obligación de trabajar los gobiernos departamental y municipal y tienen el personal para hacerlo.

Ñapa 1. -Degradación ambiental por los lados de Piedras y Venadillo de la mano de Cortolima. La amenaza de una hidroeléctrica sobre el río Totare tiene a Santa Chava y Venadillo organizándose para hacerle frente a Cortolima que a lo mejor les llega con sus expertos de Arriba Colombia, dirigidos por Boris Moreno y Ligia Arregoces. Gordo, con paperas y cotudo está quedando nuestro medio ambiente.

Ñapa 2. -El patrimonio arquitectónico de La Pola y Belén se mandó al carajo por la carencia de autoridades interesadas en el futuro de la ciudad y por darle cupo a una que otra enjalma. Para rematar y sin consultar con la comunidad, el Centro Comunal de La Pola dizque lo piensan feriar para quitarle la oportunidad al sector y a la ciudad de construir allí el centro cultural que le hace falta a la ciudad.

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