Rompecabezas

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La esperanza como que va perdiendo hojas, las ramas se secan y ni los pajaritos se dejan ver y oír. No es que nos esté llevando Satuple, pero sí hay mucho olor a azufre. Ordóñez y Pachito de embajadores en Gringolandia y la de Lucio predicando en París, traen a la memoria al que predicaba en un prostíbulo sobre la importancia de la virginidad. Ni se sabe qué pensar de una ministra que se pavonea defendiendo el fracking sin darse cuenta que le queda demasiado corto el chiro, aunque no quedó en chinga cómo el proyecto de ministrico de guerra, que con elocuente rebuznada soltó su deyección intelectual contra las protestas sociales.

Y por entre las trochas aparece un actor, Alejandro García, ofreciendo conferencias sobre la mejor forma de maltratar y humillar a una mujer, robándole espacio a la propaganda engañosa con la cual Hit (Postobón) y Frúper (Alpina) engañan y envenenan la población colombiana, especialmente los niños, sin que las autoridades se den por enteradas, como sí lo hacen cuando defienden intereses diferentes a los del país.

Mire lo que ha pasado con la tierra. Violentamente comenzaron a robársela a los indígenas y así continúan despojándosela. De este atropello iniciado hace mucho tiempo, hasta el momento no aparecen responsables. Lo de la Colonia solo creció a una clase dominante sin castigo alguno.

Los primeros laboratorios de coca del país fueron de dos prestantes empresarios, dos emprendedores e innovadores que antecedieron al San Pablo antioqueño, que corrieron con mejor suerte y dieron un ejemplo seguido por muchos que hicieron plata a la carrera y galoparon sobre la justicia y, de pronto sin proponérselo, pavimentaron la carretera de la para-política.

Ya se había institucionalizado la venta de justicia al mejor postor y eso hacía más fácil el trabajo. Todo era cosa de cuadrar investigadores y fiscales. Basta una ojeada a El Espectador, a los informes de la Corporación Jurídica Libertad y del Instituto Popular de Capacitación de Medellín, así como algunas de las publicaciones sobre la Fiscalía de Luis Camilo Osorio.

Ahora que las carambolas se juegan a más de diez bandas y se le saca el cuerpo a la verdad no sobra recordar, así el alma se unte de lo que imagine, que en el parqueadero Padilla de Medellín, la Fiscalía confiscó toda la documentación sobre la vida y cuentas del paramilitarismo, incluyendo sus financiadores. Varios servidores de la justicia fueron asesinados y el Fiscal Gregorio Oviedo, el héroe de la jornada, fue destituido por Luis Camilo Osorio y le tocó irse al exilio.

Oviedo actuó en llave con el director de la Fiscalía de Antioquia Iván Velásquez, quien asustó a los dueños del poder con sus resultados sobre la parapolítica y tuvo que irse a hacer justicia en otra parte, porque aquí ya se acabó el oxígeno. Los autores de las masacres tranquilos y los financiadores, sonriendo.

Pero no fue solo el fiscal Luis Camilo el de las pilatunas. El primero que ocupó esa silla nombró para enfrentar el narcotráfico a Cruz Helena quien después se supo era la novia del “arete”-sicario de don Pablo- y hermana de Rogelio, quien ocupó la jefatura de la “Oficina de Envigado”, en época del auge de la seguridad democrática de Uribe.

Son varias las temporadas sobre las cuales hace falta la verdad y esta no se va lograr si el mismo Gobierno le pone palos a las ruedas y se entretiene jugando al ver qué sale. Y la vaina se pone dificultosa con el coro de uniformados retirados que les dio por cantar sin conocer las letras de sus canciones. Y no es que nos esté llevando satuple.

Comentarios