Primeros tropezones

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

El presidente Duque monta en bicicleta pinchada y con los cambios trabados. Como coequipero Macías en el Congreso le resultó un billete de tres pesos. El refuerzo del equipo con el agricultor de uñas esmaltadas, que bendice el glifosato como ministro de guerra, asustado con la protesta popular y regular lector de Arturo Alape, que mal recordando las quince veces que dieron de baja a ‘Tiro Fijo’, ya dio de baja a ‘Guacho’ y todavía no sabe dónde está. Un éxito militar para condecorar con las medallas del loco del tranvía o un babero.

El Ministro de hacienda, al parecer, experto en teje manejes con dineros del Estado, produce rasquiña entre los comprometidos en la lucha contra la corrupción que prometió el Presidente. No convenció sobre su honestidad en el debate del Congreso, pero la oposición también quedó corta. No pasó nada y era muy grande la expectativa.

La Ministra de minas apadrinando el fracking y la de Justicia hablando de la marihuana, como si se la hubiera fumado verde, dejaron al Presidente sin caramañolas.

Se quedó del lote nombrando a Torquemada Ordóñez como representante de Colombia en un organismo defensor de los Derechos Humanos, un predicador de medio pelo destituido por corrupto e intolerante con quienes no relinchan como él. Se le descuadró la enjalma mandando a Vivianne y el inmaculado Lucio a predicar a París.

Y se rebosó la totuma mandando a ‘Pachito’ a buscar la flor del pis-pirispis por los lados de la Casa Blanca, desde donde ya pone a sonar la intervención militar en Venezuela, una agada como para abonar la tierra robada que se defiende desde el poder.

Que lo cojan dormido las alocuciones de las intelectuales del uribismo, Paloma y Cabal, lanzándose lanza en ristre contra los indígenas, los campesinos y la cúpula militar. Se advierte la falta de planeación y coordinación en un ambiente de locas disparando con escopetas de fisto y pólvora mojada.

En lo que sí se ha destacado este Gobierno es en su esfuerzo por incumplir los compromisos con los que dejaron las armas, algo que se podría tener como una provocación para que vuelvan a la guerra.

No se puede negar que la lucha contra los corruptos de cuello blanco no se ha iniciado, que se entretienen rebuscando tierras de los guerrillos, mientras se hacen los pendejos con los que se quedaron con los predios decomisados a los narcotraficantes y quienes hace más de medio siglo han logrado poder con las tierras robadas a los pobres.

Bueno sería que Duque se bajara de la bicicleta a pensar en la conveniencia de no mandar al carajo lo pactado en La Habana para no desilusionar a quienes están disfrutando la tranquilidad de la dejación de armas.

Claro que el Presidente apenas está dando los primeros pasos y toca esperar que cuadre las cargas para saber la ruta que va a tomar y cómo es que va a mejorar el bienestar de los colombianos, algo en lo que le deseamos éxitos, independientemente de la polarización y la politiquería.

Ñapa. Chiste flojo. Son los inmaculados parlamentarios quienes deciden quién es honesto y quién no.

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