Realidad desnuda

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Las cortinas de humo acompañadas de hechos siniestros, complementadas con desinformación y eventos amenazantes, cumplen sus objetivos especialmente: asustar y cambiar la atención de un país para proteger los intereses de los poderosos con serios problemas éticos y judiciales. Este método burdo de tapar y disfrazar la realidad ya se institucionalizó como la corrupción y la injusticia.

Y a la indignación que eso produce, ahora se suma la pérdida del valor de la palabra empeñada, que para el gobierno de turno vale menos que una hoja de lengua de vaca. Nada importa desconocer los compromisos adquiridos en convenios, pactos políticos o protocolos internacionales, así se corra el riesgo de dejar la imagen y la credibilidad del país totalmente fracturadas.

Pero nada de esto es gratuito o producto del azar, todo hace parte del montaje o ambientación necesaria para reactivar las autodefensas, para aumentar la censura del periodismo independiente y controlar más aún los medios de comunicación por parte de grupos financieros, que no tienen interés diferente al de aumentar sus utilidades, para que un ministrico de guerra se encuentre su libreta militar dentro de un tamal, para que los perpetradores de las grandes tumbadas de los recursos de los colombianos aumenten sus riquezas y sean objeto de condecoraciones y reconocimientos por servicios a la Patria en Reficar, Juegos Nacionales 2015 -que solo dejaron una cancha para jugar al perrito-, programas de alimentación escolar, los carruseles de los Moreno, los falsos positivos asociados con la atención a las víctimas de la violencia y etcétera, etcétera.

Da grima ver a Ever Bustamante y Angelino Garzón como diplomáticos, encontrar al refundidor del oficio del gobierno colombiano a su patrón Trump, rogando pruebas para joder a Santrich mientras chorrean babas frente a los intelectuales de su partido y el pueblo sigue en silencio frente a los asesinatos de líderes sociales, mujeres y niños y observa entre sonrisas y carcajadas la mano de candidatos con pasado de alcantarilla, unos partiditos convertidos en tiendas de carreteras abandonadas que compiten con el Museo Antropológico de la UT en la venta de tamales, bizcochos, huevos tibios, helados, alfandoques y huevos de gallo.

Nuestra realidad desnuda, así sea parcial, debe obligarnos a pensar en la importancia de la educación, que desde los primeros años se enseñen valores y que en las universidades se fortalezca la ética y la formación de profesionales al servicio de la Patria. Que la cultura se dignifique y que no se entregue a la delincuencia cultural como se está viendo en el Tolima. Bueno pensar en el bienestar del pueblo y actuar para que las cosas cambien para bien.

Ñapa. -“El culo de Antanas” es el título del último libro de Roy Barreras. Título llamativo y de ameno contenido. Suelta esta perla: “Lo único limpio en la política colombiana ha sido el culo de Antanas.”

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