Nuestra universidad

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Emociona. Especialmente a los egresados de la UT, la acreditación en camino de nuestra alma máter. La visita de los pares ha servido para recordar y observar lo mucho que le ha aportado al desarrollo del Tolima y del país y lo que tiene y proyecta. Iniciación de organización de bibliotecas públicas y casa de cultura en varios municipios, asistencia técnica al sector agropecuario del Tolima, Huila, Valle del Cauca, la costa y los llanos, que la convirtieron en la universidad agropecuaria del país, el guaqueo que dio origen al Museo de la UT, la Universidad a distancia y el trabajo con los campesinos.

Sorprendidos quedaron con las instalaciones y equipos de la que consideran la mejor Clínica para animales de América Latina, los excelentes servicios de la biblioteca Rafael Parga Cortés, las investigaciones en varias áreas. Fuera de serie les pareció el trabajo de estudiantes en las granjas y el Jardín Botánico a pocos pasos de la Rectoría.

A quienes miramos los toros desde la barrera nos sorprende la ninguna divulgación que la UT hace de sus logros y proyectos, incluyendo el apoyo económico logrado y brindado para proyectos de investigación y publicaciones, descuidando las ciencias humanas y sociales y las artes. Sea lo que sea y como sea tenemos la obligación de apoyar nuestra Universidad, patrimonio educativo, cultural y científico del Tolima.

Y el tamal...

Con el maíz, base de la alimentación del amerindio, se prepara la masa para el tamal que algunos, por economía y pereza la preparan con arroz, producto relativamente nuevo en América. Para un buen tamal se necesita amor por lo nuestro, maíz trillado, arveja seca, cebolla junca. Ajos, gallina campesina, tocino, zanahoria, huevos campesinos, carne de res y carne pulpa de cerdo y, la marca que le da la hoja de plátano desvenada y ‘suasada’. Claro que el rito de la preparación del tamal es mejor cuando, como en La Chamba, se acompaña con música de cuerda hasta el amanecer, cuando se sirve el desayuno tolimense: tamal, chocolate, cuajada y bizcocho de maíz.

Desafortunadamente es poca la atención que prestan los organizadores de fiestas tradicionales a la autenticidad del tamal, que tiene reconocimiento nacional e internacional. Ya hacen concursos no para degustarlo sino para los tragatamales. Con bombos y platillos promocionan un producto importado sin mirar nuestro tamal.

Nuestras tradiciones poco interesan a quienes no entienden de cultura y menos de folclor, esos que al campesino tolimense lo pusieron a bailar con blusitas llenas de encajes y lentejuelas. Toca esperar que las matas de plátano den hojas plásticas y que el chanchullo y la chabacanería sean parte del folclor.

Ñapa: El reciente libro de Ariel Ávila “Detrás de la guerra”, que es el resultado de una investigación muy seria, demuestra, entre otras cosas, que durante más de cincuenta años de conflicto interno en Colombia, hubo cerca de ocho millones de desplazados forzosos, 320 mil homicidios, 80 mil desapariciones forzadas y cerca de 32 mil secuestros.

También se desvirtúa uno de los mitos de esta confrontación, relacionado con el crecimiento de las Farc Ep durante las negociaciones de Paz del Caguán en la presidencia de Pastrana, pues durante este gobierno el movimiento guerrillero apenas creció en poco más de 40 municipios, mientras el paramilitarismo, durante este mismo periodo, incrementó su presencia en más de 250 municipios.

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