Defendamos nuestros indígenas

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Escuchando cada día las noticias del doloroso exterminio de nuestros indígenas, recordaba que cuando Manuel Quintín Lame inició la lucha por la tierra y el buen trato para los indígenas del Cauca, fue perseguido sin cuartel por los terratenientes y las autoridades defensoras de estos. Una vez fue apresado en Popayán, conducido, esposado, por varios policías y se le acercó el poeta Valencia (Anarkos- abuelo de la Paloma del CD- ) y le dio varios golpes en la cara, gesto de hombría aplaudido por los espectadores.

Posteriormente, el líder indígena emprende una marcha hacia el Tolima y al llegar, con sus compañeros a tierras del Huila, el Secretario de Gobierno, un político conservador de apellido Andrade, que murió como San Anselmo de Santa Quitelia, envió una comisión de policía con la orden de dar de baja al grupo de indígenas. Quintín Lame logra escapar y llega a Ortega, pueblo famoso por la cantidad de tinterillos, expertos en robar legalmente tierras de los indígenas para favorecer las petroleras. Estuvo muchas veces encarcelado, pero jamás desfalleció en su lucha y organizó los resguardos indígenas en Ortega y Chaparral. Murió en una pobreza absoluta en Ortega, orgulloso de la semilla sembrada.

A comienzos de los años setenta, el sociólogo Víctor Bonilla (Siervos de Dios, amos de indios) y el antropólogo Pablo Tattay, comenzaron a viajar frecuentemente al Cauca, especialmente a Silvia, Tacueyó y Jambaló, a dialogar con los líderes indígenas de esos territorios, sobre la conveniencia de organizarse. Hicieron contactos con la Universidad del Valle y elaboraron un proyecto de investigación presentado a la universidad en 1972, titulado, “Estudio socioeconómico de las comunidades indígenas del Cauca”. Proyecto elaborado por Víctor Daniel Bonilla, Pablo Tattay, Carlos Escobar, Julián Tunubalá, otros líderes indígenas y Héctor Galeano. Lo cierto es que Bonilla y Tattay, corriendo todos los riesgos a que siempre han estado expuestos los indígenas y sus defensores, cogieron el toro por los cachos y lograron crear el Consejo Regional Indígena del Cauca, la primera organización fuerte de indígenas del país, que rápidamente se multiplicó a nivel nacional como herramienta defensora de sus derechos.

Hoy con dolor y rabia vemos que la situación de nuestros pueblos indígenas empeora cada día, así la Constitución de este país reconozca sus derechos, sus territorios, su cultura, sus estructuras de gobierno y de justicia, su cosmovisión. Eso no sirve para nada. Es letra muerta. Es como si existiera un pacto secreto entre los terratenientes, la mafia, los armados ilegales y los agentes del Estado para acabarlos, para acorralarlos, para reducirlos a su mínima expresión.

Sus solicitudes pacíficas de solución a sus problemas, reciben como respuesta represión violenta. Ya se volvió cotidiano el asesinato de sus líderes y las masacres de indios. No hemos entendido que nuestros pueblos indígenas son la expresión más fuerte de nuestra identidad. Lo que explica quiénes somos, de dónde venimos. No hemos sabido apreciar el inmenso valor, en términos ambientales, que tiene su vivir en armonía con la naturaleza. La conservación de las tradiciones como parte de su cosmovisión y sus manifestaciones culturales conservan autenticidad son motivo de atracción turística y ejemplo de amor por la tierra. Los indígenas sí tienen el sentido de pertenencia que tanto nos hace falta a la mayoría de los colombianos.

¡No más masacres de indígenas. Párenla ya!

Ñapa 1. El 21 de Noviembre todos a la calle. Vamos a participar en el Paro Nacional. No más asesinatos de líderes indígenas, sociales y sindicales.

Ñapa 2. Felicitaciones al senador Roy Barreras por su trabajo. El debate al ministrico de guerra, que dejó enredados sus calzoncillos en una cerca de alambre, liderado por este parlamentario, desencadenó la renuncia del comerciante que a no dudarlo, estaba en el lugar equivocado. No veía, no oía, ni entendía.

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