La prostitución del patrimonio cultural

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Quienes creen que el dinero es más importante que la espiritualidad de la cultura, no pierden oportunidad de cambiarla por cucharaditas pequeñas de lentejas, así tengan que pisotear la memoria de una comunidad tan sufrida como la armerita, que ve con sorpresa la aparición de buitres carroñeros, escarbando los escombros, para explotar comercialmente la tragedia del desaparecido pueblo y los responsables sin recibir una sanción moral.

A los pocos días de la tragedia, se realizó una reunión de armeritas en Ibagué (ex funcionarios, dirigentes cívicos, integrantes de las Danzas de Armero) y personas interesadas en nuestro folclor, para estudiar la forma de contribuir al sostenimiento y desarrollo de lo más importante que quedaba de Armero: su cultura.

Lo primero que se acordó fue la reorganización de su grupo de danzas y confirmar en su dirección al maestro Gildardo Aguirre, quien de inmediato inició gestiones para conseguir sitio para ensayos y dotar al grupo de trajes. A las pocas semanas el grupo recibe una invitación para representar a Colombia en el Festival Mundial de Bailes Folclóricos de Palma de Mayorca (España), en el cual recibieron premio por su autenticidad y la invitación de parlamentarios catalanes para presentaciones en Barcelona.

A su regreso al país el maestro Gildardo Aguirre, construye, con sus ahorros y los de su esposa y sin un peso oficial, una sede para la agrupación en el barrio La Pola (Carrera 3 con calle 6). Se trata de un sitio para eventos culturales y la enseñanza y ensayo de las danzas. Por fin tenían las Danzas de Armero una sede tras perder un lote donado para ese fin.

Aquí es preciso señalar que el grupo creado en 1955 por Inés Rojas Luna y Misael Devia en Armero, había realizado investigaciones de campo sobre las danzas existentes en el Tolima, especialmente en el plan. Fueron objeto de su investigación bailes creados por el pueblo, sin autor conocido pero con arraigo en la comunidad, entre ellos el Sanjuanero Tolimense, que fue objeto de una investigación especial, propuesta por el presidente de la Corporación Folclórica del Tolima, creada por el Dr. Rogelio Sánchez y apoyada por Edgar Machado (Rector UT), César Zambrano, Polidoro Villa, Miguel Espinosa, Gildardo Aguirre, Leonor Buenaventura de Valencia, Norma Valencia de Uribe, Alfonso Viña, Noel Charry y Germán Camacho entre otros conocedores del folclor tolimense y delegados de Ortega, Guamo y Natagaima.

El resultado de la investigación fue publicado en 1996, por la Universidad del Tolima, la Corporación Folclórica del Tolima y el Fondo Mixto para la promoción de la Cultura, con el fin de divulgar nuestro patrimonio cultural. Este mismo trabajo fue publicado en la Nueva Revista Colombiana de Folclor V.6, No. 19, 1999, en la Edición dedicada al Tolima.

Desafortunadamente reaparecen necrófagos de Armero, que siguen maquinando para favorecerse económicamente con la tragedia, contando con la ignorancia y complicidad de politiqueros que actúan de mala fe y entes de control que les da lo mismo atrás que en las espaldas.

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