Las cruzadas del siglo XXI

David Héctor Galeano

En el siglo XI, por orden Papal, los cristianos arremetieron violentamente contra el mundo musulmán, justificando tal acto de barbarie en un supuesto “mandato divino”. Así mismo, la cacería, juicio y quema de brujas, acompañó la práctica religiosa católica-cristiana, impulsada por papas, como Gregorio IX, Juan XXII e Inocencio VIII, quien por cierto “legalizó” la macabra persecución de los llamados enemigos de la fe, por medio de la bula Summis Desiderantes Affectibus, en el siglo XV.

El documento papal, sirvió de fundamento a los “sacros” cristianos que llegaron a América, para ejercer la abominable inquisición, que humillaba, torturaba y asesinaba a todo aquel que pensara distinto o fuera diferente.

Después de tantas luchas sociales y políticas, parecía que la discriminación iba solo a recordarse en los libros de historia. La lucha de Mandela en Sudáfrica en contra del apartheid, los logros de Martin Luther King en EE.UU., las reuniones que Juan Pablo II, impulsó en varias ocasiones con líderes de distintas vertientes religiosas del planeta y por supuesto, los pronunciamientos que Francisco I, hizo sobre las personas homosexuales: “la iglesia no tenía derecho a juzgarlas, si no que debería respetarlas”. Cuatro maravillosos ejemplos de respeto a la diversidad.

Sin embargo, la realidad es otra. Los políticos se dieron cuenta, que no vale la pena elaborar discursos trascendentes, construir propuestas sociales y económicas. Descubrieron, que el populismo erigido sobre falsos enemigos, da muchos más votos y requiere menos uso del raciocinio y la inteligencia.

Así lo hizo Trump, con tanto éxito, que lo llevó a la Casa Blanca, la campaña del No en Colombia, el Brexit en el Reino Unido y ante el pánico de toda Europa, casi lo logra Le Pen, en Francia. Todos enmarcados en los mismos pilares: odio, discriminación, xenofobia, racismo y misoginia.

La ultraderecha europea, culpa a los musulmanes de sus desgracias, Trump también, y mete en la misma bolsa a los mexicanos, que en esencia somos los latinoamericanos. (Su inteligencia e ignorancia no le da para diferenciarnos), Maduro señala a Colombia de su debacle social y económica y la oposición en Colombia, se une con los radicales religiosos, para ganar votos por medio de la fe.

La sola propuesta de gastar más de dos mil millones de pesos, para que la gente opine sobre la adopción entre parejas del mismo sexo o por parte de hombres y mujeres solteras, olvida que en este país, esos niños y niñas que buscan “salvar” de los demonios, necesitan educación, salud, recreación, cultura y que con esos millones de pesos, se podrían construir, escuelas, hospitales, parques y teatros. No obstante, como en la edad media, la ignorancia se vuelve la principal aliada de los poderosos y esa mezcla mortal y peligrosa, entre religión y política, solo nos conducirá a nuevas cruzadas, donde no hay una Jerusalén por conquistar, pero sí, sillas presidenciales y curules en las órganos decisorios del Estado.

Analista internacional - @hgaleanodavid

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