Si lo veo le doy en la cara…..

David Héctor Galeano

Al parecer, la sociedad del siglo XXI aprendió a sumergirse sin menoscabo alguno en la más flagrante doble moral, socavando los más profundos cimientos, de aquello que denominamos “orden en la vida social”. Como claramente lo expresa Hedley Bull, en su icónica obra “La Sociedad Anárquica”, son tres los pilares sobre los cuales se cimienta el orden social. Primero, que exista una seguridad contra la violencia. Segundo, que los acuerdos pactados se cumplan y por último, la garantía a la posesión de las cosas.

No obstante, nos habituamos a observar como esos principios básicos son violados. En los EE.UU., los autoproclamados supremacistas blancos, dejaron diecinueve heridos y un muerto, luego que un hombre atropellara en Charlottesville a unos manifestantes, que al mejor estilo de la época de las luchas antirracistas de Luther King, les recordaba a una caterva de “blancos” ignorantes, que todos los seres humanos somos iguales.

En Colombia, vimos perplejos como un despreciable hombrecillo, carente de dignidad y respeto, insultara a una agente de la Policía Nacional que hacía honestamente su trabajo. Paradójicamente, la agente de tránsito solo busca con su labor, reducir el caos que el excandidato del Centro Democrático a la Cámara lucha por derrumbar con sus constantes estupideces. Sus más de cinco millones de pesos en multas de tránsito así lo corroboran.

Imposible dejar de citar, las amenazas de muerte en contra de Matador, provenientes de la extrema derecha. Esa extrema, que considera que la vida no es importante y que Santos es el peor presidente de la historia, porque logró desalojar a la muerte de las salas de los hospitales y de velación, donde llegaban los civiles y militares como consecuencia del conflicto.

¿Cómo llegamos a esto?, ¿cómo en EE.UU., renació el racismo?, ¿en qué momento en Colombia las escenas del “usted no sabe quién soy yo”, se volvieron recurrentes? Sin duda, son procesos multicausales. No obstante, la forma de hacer política y ejercer el liderazgo de forma obscena e inescrupulosa, atizan la llama del odio y el desprecio.

En EE.UU. y Colombia los insultos y amenazas a todo detractor de las posturas de la extrema derecha están al orden del día. Todos recordamos a Trump en plena campaña, burlándose de Serge Kovaleski por su discapacidad física. Por supuesto, imposible sacar de la mente la bajeza de Uribe Vélez, al tratar como “caballito discapacitado” al admirado y estimado profesor Mockus.

No puede haber mejores ejemplos para aquellos personajes, que carentes de cualquier capacidad de análisis crítico, solo puedan pensar, hablar y actuar como diga su líder. Por este rumbo, vamos directo al profundo abismo, en el cual, el orden social se derrumbará sin esperanzas de reconstruirlo pronto. A este paso, vamos camino al punto en que cualquier troglodita nos amenace con solo verlo, y repita orgullosamente, la frase por la que más se recuerda a Uribe: “Le voy a dar en la cara, marica”.

Analista Internacional

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