Ibagué festival

Luis Fernando Garibello Peralta

Gracias a la visión y tenacidad de la señora Julia Salvi, gestora Cultural colombiana, el apoyo incondicional y siempre generoso de Mateo y Armando Vegalara, y la colaboración de entidades públicas, empresas privadas y tantas gentes que hacen hoy realidad un sueño bonito, Ibagué será un festival desde el 15 al 19 de agosto.

Tener un privilegio compartido solo con Cartagena y su festival gestado también por la señora Julia, y que estos mecenas del arte hayan mirado a Ibagué para realizar un evento de este tamaño y trascendencia no es producto del azar, por supuesto que no. Se podría decir que la vida se junta aquí nuevamente y reconcilia el pasado hermoso del Conservatorio que en Ibagué construyó hace mucho el maestro Alberto Castilla, quien se imaginó crear una escuela de música en una ciudad pequeña y muy rural que nacía a un nuevo siglo en un país que trataba de salir de la devastación que la Guerra de los Mil Días había causado social y económicamente.

Comparar no es bueno, pero hay una gran semejanza al menos para mí, entre la señora Julia Salvi y el maestro Castilla. Ambos no nacieron en el Tolima, pero escogieron a esta bella región para que la música floreciera. El primero sembró la semilla que germinó y dio origen al bello sobrenombre de “Ciudad Musical”, y la señora Julia al igual que Castilla, juntó amigos valiosos y que embebidos por la cultura, dan un renacimiento a la nueva ciudad que por años estuvo por decirlo de alguna manera, en un sueño un poco largo donde se llegó a cuestionar por propios y turistas, si era en verdad una ciudad musical. Al igual que en aquella época aciaga, el Tolima está saliendo de una larga noche de conflicto armado, y qué mejor manera de hacerlo que de la mano musical. Las expresiones artísticas que comienzan hoy que escribo estas palabras, son de la más alta calidad: Teresita Gómez, Monsieur Periné, las cantadoras regionales por nombrar algunos, pero lo que me parece que los ibaguereños deben apropiarse, y ahí estará su legado para siempre, son los talleres: de guitarra colombiana, de bandola andina colombiana, y sobre todo, la lutería! Creo que esto es lo que le hacía falta al Conservatorio, a Ibagué y el Tolima, para ratificar nuestra condición de capital de la música.

La elaboración y reparación de instrumentos que desde el Conservatorio estos titanes están impulsando, dará las alas necesarias para que Ibagué se consolide en un futuro cercano, como sede de la industria musical y artística nacional, aprovechando en el mejor sentido, la tecnología y las leyes que hoy en Colombia promueven estas nuevas dinámicas culturales desde la perspectiva económica, y donde no solo los jóvenes que se preparan de manera genial en esta Universidad, sino que los mayores puedan pensar en oficios tal vez ignorados o abandonados pero, además, la vocación de esta bella región que la consolidará como centro turístico por excelencia en materia cultural, que junto al Museo de Arte del Tolima que el maestro Darío Ortiz impulsa con todo su talento desbordante.

Deseo que todos los ibaguereños nos gocemos este Festival de Música, de vida, y que cada nota interpretada en estos mágicos días por tanto maestro, sea escuchada por niños, ancianos, campesinos desde Honda y Herveo, hasta Planadas, Cajamarca y Alpujarra, en fin, y que en cada casa renazca esta vocación artística que el tolimense ha llevado en su alma. ¡Que decir ante tanta generosidad, a ustedes solamente gracias por existir!

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