De Melgarejo a Maduro y nuestro bestiario tropical

Luis Fernando Garibello Peralta

Nicolás Maduro es uno de esos personajes que como el Presidente Boliviano Mariano Melgarejo en el Siglo XIX, nacen cada cierto tiempo. Fue un dictador brutal en todo el sentido de la palabra. Maduro es el Melgarejo de nuestros tiempos; Arbitrario e Ignorante, llevado al poder tal vez en el más claro de todos los errores que Hugo Chávez cometería y luego, como sucede hoy en cualquier gobernación o alcaldía de nuestras regiones, el Rasputín que le llegó al corazón de Chávez y una vez muerto, ni el mismo “Comandante” tuvo tiempo de desmentirlo. En Venezuela Maduro ha hecho cosas peores, los ríos de petróleo y dólares que han despilfarrado para construir el famoso socialismo venezolano. Tan despistado y tan ignorante es Maduro, que cree que Rusia junto con China son los símbolos aún del socialismo, siendo por supuesto lo contrario. Melgarejo recibió de regalo caballos, curiosamente lo que sucede hoy por ahí con algunos gobernantes en especial en nuestra “tierrita” a cambio de ello, regaló territorios a Brasil y las costas a Chile, hoy dan contratos por doquier a cambio de caballos… Como buen Maduro que se “respete”, Melgarejo enamorado de Francia y al estallar la guerra contra el imperio prusiano, se ofendió tanto que dispuso todo un contingente militar, pidió permiso al gobierno de Brasil para cruzar sus vasto territorio amazónico buscando la salida al mar tal como lo hizo al siguiente siglo Aureliano Buendía, quería abordar unos barcos e ir a apoyar a los galos, por supuesto la empresa fracasó. Igual situación con Maduro cuando decide mirar hacia Colombia y como matón de barrio como está pasando por estos días, moviliza miles de soldados tristes y hambrientos, con el fin de hacer ejercicios militares, nos amenaza y nos crítica, la siempre misma cortina de humo con la cual pretende olvidar su propia impotencia frente a la desesperación con un pueblo flaco y enfermo que ya no tiene fuerzas para tomar el poder como llegamos ilusos a pensar, mientras él y su cúpula de militares y políticos que hieden a petróleo (¿han olido el petróleo? Huele a guayaba descompuesta), buscan asilo en Cuba. Melgarejo tenía un caballo llamado Holofernes a quien enseñó a tomar cerveza para luego, y una vez derribados de la borrachera sus coparticipes y estúpidos invitados, fueran bañados con el dorado y cálido orín de su fiel equino. Maduro tiene su bus que manejó durante años y del cual se “bajó” para ser canciller, bus – estado, que ha pasado por encima de todos en Venezuela, empezando por los mismos Chavistas. El parecido incluso físico: altos, de bello facial montaraz, de contextura acerada pero con aserrín en su cabeza, no solo me hacen pensar en que la evolución que tanto promovió Darwin tuvo un fallo horroroso en Maduro sino que además, la reencarnación de que tanto hablan en oriente tuvo su descache en Venezuela con este zambo al que no solo se le debe el horror vivido en el país vecino, sino además su crisis económica sin parangón al menos en este y el pasado siglo, tan solo comparable a la vivida por Alemania en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Uno podría decir que Maduro es el Melgarejo de nuestros tiempos, pero en realidad vendría siendo Holofernes el Caballo para los Cubanos que lo manejan a su antojo, dada su condición de marioneta perfecta para que despida sus micciones en Latinoamérica. Me da miedo que en Colombia algún día elijamos a un Melgarejo a un Maduro, que cometamos el mismo error que los venezolanos, cuando eligieron a Chávez en el desespero de querer combatir la corrupción que socavó las bases de un pueblo al que mal acostumbraron dándole todo, para sustituirlo por otro que también les dio de todo, ahora bajo la figura de salvadores populistas sin partido, populistas mediocres sin mayores reglas que el odio, la envidia, el egoísmo, la mezquindad...

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