El Thanos que cada uno somos

Luis Fernando Garibello Peralta

La famosa y taquillera saga The Avengers, tiene como un único villano a Thanos, aunque no es la única película en que ha participado, pues ya se había enfrentado a muchos superhéroes años antes. Según su creador, el nombre fue cambiado tratando de conservar su pronunciación, pero siendo benévolo, al convertirlo en un dios de la muerte no violenta. Enamorado desde joven del Nihilismo y la muerte, y con el fin de impresionar a esta última, Thanos decide emprender una búsqueda por todo el cosmos tras las piedras que según la leyenda, le darían el poder absoluto.

Su madre, se sorprende con su apariencia física amenazante, y decide darle muerte, pues creía como en efecto sucede, aniquilaría a todos los habitantes del universo, por supuesto ello nunca ocurre. No puedo dejar de citar a Thanos porque los humanos nos reflejamos en él inevitablemente. Estamos acabando el mundo que conocemos enceguecidos por la ambición sin medida.

Nuestra madre que son los Gobiernos, hacen de todo por apaciguar la especie y vomitan a sus hijos: revoluciones, hambrunas, desplazamientos masivos, corrupción entre otros que conducen al exterminio, y nosotros sus hijos espurios, como cualquier niño criado en la calle y abandonado a su suerte, se convierte en el matón de barrio que somos, primero para sobrevivir, y luego con el objetivo de siendo una vez mocetones, aniquilar no solo a nuestro enemigo sino a toda la especie que piense y actúe distinto.

Somos tan ambiciosos que estamos poniendo nuestros esfuerzos y recursos en cazar meteoritos porque los físicos teóricos han dicho que algunos de ellos a millones y millones de kilómetros, están hechos de oro y demás metales preciosos hoy escasos en nuestra ya pequeña habitación cósmica, prefiriendo ello, a cualquier esfuerzo en eliminar el hambre, la pobreza, la falta de educación, la desigualdad, pues al final estas mismas son nada más y nada menos, las piedras que Thanos va poniendo en su guante poderoso con el cual, al chasquear sus dedos enormes elimina su propio mundo.

Por supuesto la tesis de Thanos es razonable y hasta conmueve, casi que le damos razón: el mundo está plagado de gente tan mala y cuya ambición está arrastrando a todos que basado en ello, prefiere hacer una gran purga y depurar lo que conoce; Jeremías Bentham les llamaba “Ipsedixistas” a las personas que llevan al extremo sus perjuicios personales en imperativos categóricos, lo citó hace años el ingeniero Alejandro Gaviria en una columna.

Casos para citar de ambiciones desmedidas, ¡muchos! Sucedió este año en el Everest cuando más de doscientas personas quedaron atascadas en la llamada “Zona de la Muerte”, nada menos que por encima de los siete mil quinientos metros cuando ocurre un fenómeno perturbador que afecta la conciencia y por ende la toma de decisiones, y es que viendo tan cerca la cumbre, deciden continuar a pesar de los riesgos, por supuesto murieron muchos en medio del basurero que hemos convertido a la montaña más alta.

Esto ya había sucedido en el mismo mes de mayo de 1996 en la misma montaña, en la misma ruta, simplemente no aprendemos, simplemente somos necios. A mi modo de ver en el 2009 cuando en medio de una bonanza por cultivar arroz que empezó en 2008 debido a los altísimos precios, decidieron sembrar hasta debajo de las piedras, muchos enloquecieron y haciéndole el quite a los costos que se dispararon en toda la cadena del cultivo, sembraron semilla “de costal” con los riesgos que esto tiene, como no existía maquinaria suficiente para atender este boom, se pasaban entre sí los equipos añosos que en muchos casos diseminaron vía contaminación cruzada, las plagas que sacaron del mercado a muchos, no sin antes y ya en los estertores del negocio, usaron insumos prohibidos en muchas partes del mundo contaminando por completo tierras que pasaron a ser salitrosas para siempre, muchos en estos afanes perdiendo hasta la camisa, ellos mismos purgaron el rebaño, quedando no solo los mejores, los más fuertes, sino los más preparados.

Si tan solo se hubieran tomado la tarea de averiguar que la súbita crecida de precios obedecía a problemas estructurales, principalmente a que algunos países asiáticos dejaron de venderle arroz a Estados Unidos de manera temporal como consecuencia también, del inesperado aumento en el consumo del grano en países como China e India, lo que produjo que salieran por el mundo buscando el cereal incrementando los precios, lo que se conoce para un mortal como yo, en el aumento de la demanda, luego de esto se arregló el problema y todo volvió a la normalidad.

Lástima que el hombre no tenga en muchos casos, un límite a sus ambiciones. Se cultivan plantas mortales y se explota de manera inmisericorde el oro en lo profundo de la selva, para “disfrutar” de los miles de millones en medio de la manigua donde solo se pueden exhibir los trofeos frente a alacranes y arañas, en lugar de admirar un cuadro en un museo, o llevar a los hijos al colegio.

No pretendo pontificar pues todos somos ambiciosos, de hecho no es malo, como lo dijo Gordon Gekko este otro personaje de ficción que después de pasar un largo periodo en prisión por delitos financieros graves, advierte la crisis que pasaría en 2008 producto de la especulación cuando inyectaron de esteroides tóxicos documentos subyacentes o derivados, igual como sucedió en Ámsterdam en 1637 con los tulipanes.

Lo cierto es que la sociedad ya ha perdido su norte, que no nos importa nuestro semejante, nuestra ciudad nuestro País. Guardo siempre la esperanza que la misma ambición o mejor, la sed del conocimiento, la curiosidad, encuentre pronto las soluciones que pueden salvarnos del caos que somos. En este caso el Senador Roy Barreras tenía algo de razón cuando quedó paralizado cuando vio la película de Marvel, y lo que descubría viendo actuar a Thanos, cuesta decirlo, pero es cierto: Roy tenía razón en este caso.

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