Campaña mamona

Camilo González Pacheco

A partir de las declaraciones programáticas dadas por los candidatos a la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación, resulta fácil concluir que la inmensa mayoría de ellos no abandera propuestas conceptuales serias y definidas sobre los temas trascendentales para el desarrollo integral de la región. Por ello, no existe -ojalá hasta ahora- debates juiciosos que cualifiquen el actual accionar proselitista regional.

Los candidatos parecen pertenecer a un mismo partido político, apoyados en idénticos objetivos programáticos. Son defensores del progreso local y regional, del crecimiento económico, el impulso al agro y la industria, de conservar el ambiente sano, ampliar servicios en educación y salud, consolidar la paz y eliminar el desempleo, es decir, de todo lo bueno y necesario para el Tolima e Ibagué. O sea, no hay debate, por cuanto nadie está en contra del progreso del Tolima. Al fin y al cabo, ilusiones electorales. Pero no han dicho cómo piensan llevar adelante sus propuestas. Quizá por ese lado pueda surgir alguna diferencia entre ellos. O algo más interesante: comprobar que no tienen propuestas realizables propias e innovadoras para impulsar en sus respectivos mandatos.

Otro detalle: parece que en el Tolima e Ibagué no existiera la respetable, disciplinada y culta derecha colombiana que suena y truena a diario desde el Centro Democrático y el púlpito de la Procuraduría General de la Nación. Ni tampoco, la sesuda izquierda democrática, que se luce de cuando en cuando en el Congreso, con sus serios cuestionamientos de control político. Por estos lares, todo parece indicar que vivimos políticamente en una plácida Disneylandia tolimense, donde no existe debate político conceptual alguno.

Nadie defiende electoralmente y de frente el proyecto de La Colosa. No aparece el candidato que se oponga desde la región a las negociaciones en La Habana. O desde la misma orilla neoliberal de Santos, ataque y cuestione sus recientes medidas económicas. De los TLC ni se habla, cuando eminentes economistas de la derecha los defienden y abogan por consolidarlos y avanzar más en otras latitudes. ¿Dónde están los miles y miles de tolimenses que votaron en el pasado electoral por la derecha programática?.

Tampoco se percibe hasta ahora, la polarización del pensamiento de la social democracia, que no sale de los lugares comunes cargados de buenas intenciones, mucho más cercana a la tendencia universal liderada desde el infinito por Teresa de Calcuta, que de experiencias en modelos de desarrollo implementados en países vecinos de nuestra América alejados del esquema neoliberal de supuesto crecimiento económico.

Entonces, si no hay discusión en relación con temas vitales de democracia y desarrollo integral de la región: ¿sobre qué se debate? Lo estamos viendo: nada serio, sólo ofensas personales, puyas sin la picante sabiduría culta de la ingeniosa ironía.

Y más grave aún, ante la inexistencia de confrontación de propuestas, la dinámica electoral en la región descenderá a los ataques personales entre los candidatos. Lo mismo que antes. De continuar así: ¡qué campaña tan deslucida y mamona!.

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