Llover sobre mojado

Camilo González Pacheco

La publicitada propuesta de Referendo orientada a limitar la adopción a parejas heterosexuales, excluyendo solteros, separados, viudos y parejas del mismo sexo, que hace poco se hundió en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, sirvió para botar corriente de la buena, y nada más.

El balance final alrededor de este debate fue favorable: la opinión pública nacional, pudo conocer, entre otros muchos asuntos relevantes de tipo conceptual, aspectos centrales (teleológicos dirían algunos juristas) de la Constitución de 1991, y su importancia en la defensa de los derechos fundamentales de las personas.

Pero, el verdadero fondo de la iniciativa, no era conceptual: era sencillamente electoral. Y los promotores, inteligentemente van tras el creciente y apetecido voto religioso, por lo numeroso y disciplinado. (Ya las convenciones de algunos partidos se celebran en templos religiosos).

También andan por votos de la derecha colombiana, y de muchos compatriotas despistados que siempre votan para embarrarla. Y, perdiendo ganaron: volvieron a resucitar como actores políticos y electorales, con esta estrategia genial, que los llevará de nuevo a la plaza pública, a cientos de púlpitos, a los medios de comunicación, y obvio, atraparán muchos votos.

La estrategia evidente de la promotora, está orientada a potenciar su nombre y figura en una fórmula presidencial, u obligatoriamente en ubicarse en los primeros renglones de lista al Senado. Pero que ganó votos de los fieles de su iglesia y asociados, es indiscutible.

Ahora vamos por las ganancias de la franja democrática nacional, que nunca votaría por los promotores del referendo. Aprendimos todos: a valorar los derechos de los niños, de las minorías homosexuales, de los solteros, de las mujeres cabeza de familia; de la primacía -en estos espacios mundanos del poder en la Nación- de la Constitución Política de Colombia sobre la Biblia, de la importancia de la democracia directa y participativa. Y ganamos mucho más:

Recordamos, diferenciándolos en lo que tiene que ver con nuestra particularidad nacional, de los fundamentos democráticos de los clásicos: Rousseau, Hobbes, Calvino, Tocqueville, para mencionar sólo unos pocos de los autores citados por ilustres columnistas, que nos ayudaron a entender que el tal proyecto de referendo no era otra cosa que un paquete legislativo de fanatismo envuelto en tierno papel celofán de tinte religioso, con el embeleco de la supuesta familia perfecta.

Y, sobre todo, motivó a la juventud y los demócratas, a no desfallecer, en la implementación real de la Constitución de 1991 en ampliar los espacios reales y efectivos de consolidación del Estado Laico, del pluralismo, la diversidad, la inclusión, la reconciliación.

Si ellos ganaron electoralmente, perdiendo institucionalmente la implementación del Referendo, la democracia colombiana ganó… ganando. Así de sencillo.

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