El retorno de Melo

Camilo González Pacheco

Las nuevas generaciones que cursan primaria y bachillerato en los colegios públicos y privados del país no cuentan con la cátedra de Historia, eliminada del pénsum académico desde 1994, asignatura que les permitiría a los jóvenes de hoy, ayudar a entender el desarrollo y vigencia de muchos acontecimientos que en la actualidad sacuden la región, el país y el mundo.

De ahí, la necesidad de contarles al oído biografías, hechos y acontecimientos relevantes de nuestra historia patria. Por ahora, miremos el entorno tolimense, y susurremos algunos datos interesantes de nuestra región.

Dos Presidentes de Colombia, José María Melo y Darío Echandía, eran tolimenses. Y algo más: los dos nacieron en Chaparral. Y otra coincidencia, nacieron en un mes de octubre, lo que nos permite aprovechar la ocasión, para recordarlos por un fugaz instante.

Empecemos por rememorar que José María Dionisio Melo y Ortiz, nació en Chaparral el 9 de octubre de 1800, o sea, que el próximo lunes se estarían conmemorando 217 años del nacimiento del prócer tolimense, quien llegó a la Presidencia de la República en 1854 abanderando la Revolución de los Artesanos impulsada a través de las Sociedades Democráticas, verdaderos precursores del movimiento sindical y laboral en Colombia.

Melo defendía los artesanos ante la invasión de mercancías, en especial inglesas, que impedían el desarrollo manufacturero nacional. Algo semejante, a lo que ocurre hoy, con los arroceros y textileros, para hablar sólo de dos renglones de la economía regional y nacional, que padecen las funestas consecuencias de un Modelo Neoliberal que los hunde en la ruina, como ocurría en términos generales con la vigencia de ese tipo de librecambio en la época de Melo.

En aquellos tiempos, como en los actuales, los beneficiarios de dichas políticas lo constituían sectores minoritarios de la sociedad, en perjuicio de la economía nacional y las mayorías sociales del país. Lo mismo que antes.

La Presidencia de Melo, a la que llegó a través de un golpe de Estado, encabezando la Revolución de los artesanos, fue corta, muy corta: del 17 de abril al 4 de diciembre de 1854. Algunos historiadores hablan de esta experiencia, como la primera y única de socialismo utópico en América.

Melo murió fusilado en México, en pleno goce de su juventud de tercera edad, a los 60 años, en un histórico gesto de solidaridad latinoamericana, acompañando como soldado de Bolívar la gesta histórica, libertadora y emancipadora de Benito Juárez.

Sus restos se encuentran en el municipio de la Trinitaria en Chiapas. La historia registra que es el único Presidente colombiano cuyos restos se encuentran fuera del país. Ojalá algún día regresen a su natal Chaparral.

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