La derecha caliente

Camilo González Pacheco

Sin lugar a dudas, la presencia de Vargas Lleras en el abanico de los candidatos presidenciales dinamizará y definirá –ojalá para bien– la política colombiana. De entrada, el nieto de Carlos Lleras Restrepo, puso la contienda entre izquierda y derecha, aunque prefiere esconder el término de derecha bajo la ruana del centro, y ubicar a la izquierda, como radical.

Sin embargo, fue claro en colocar, -en entrevista concedida a El Tiempo- como pertenecientes a la izquierda radical, a los candidatos Humberto de La Calle, Sergio Fajardo, Claudia López, Jorge Enrique Robledo y Clara López.

Vargas Lleras inicia su campaña plantando banderas en terrenos de la franja de la derecha colombiana, que antes constituían predios de opinión de propiedad casi exclusiva de Álvaro Uribe, más que del Centro Democrático. Los conservadores también van tras esos votos. El planteamiento de Vargas Lleras, parte de afirmar que la izquierda radical, atrás citada, ganaría en un frente unido. Y por ello se requiere que la derecha y su centro, vayan también unidos a enfrentar exitosamente esa otra coalición.

Dos temas, constituyen para el ex vicepresidente de la República, los fundamentales: la implementación del proceso de paz y lo denominado en medio de una nebulosa imprecisión, “la conducción del Estado”, que no es otra cosa, en palabras sencillas que el Modelo de Estado y de Desarrollo acorde con sus ejes conceptuales.

Sobre esos dos temas, girará el próximo debate presidencial, obvio, con enorme incidencia en las elecciones parlamentarias.

Lo anterior significa que, en la franja de la derecha, las posiciones se irán a radicalizar. Tanto en los análisis como en las propuestas estratégicas, planteamientos que llevarán un tenue pero perceptible olor a pólvora. La polarización favorece a la derecha.

Y desde ya, Uribe y Vargas Lleras han acordado la necesidad de ir unidos, en la eventualidad de que uno sólo de ellos pase a la segunda vuelta. Previo, claro está, el reclamarse cada uno como el mayor opositor al proceso de paz adelantado con las Farc. En caliente.

Por los lados de la izquierda, las cosas marchan de manera más lenta y difícil. Los egos son más protuberantes. ¡Quién lo creyera! Y vender electoralmente la paz, que requiere niveles especiales de conciencia política, es más complejo que ofrecer odio y venganza.

Mientras en la derecha los caminos de unidad están tendidos, en la izquierda se percibe un largo camino de espinas divisorias, sin un puente unitario, que permita el acercamiento entre todos ellos. Y, sobre todo, la eventualidad casi cierta de que no irán compactamente unidos en la primera vuelta. La derecha se calienta, pero sabe para donde va. Arrancan picando en punta.

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