Pensando en grande

Camilo González Pacheco

Alfonso Gómez Méndez, acaba de presentar una saludable propuesta democrática, más que a los candidatos presidenciales a los partidos políticos, para celebrar un pacto político poselectoral, orientado al rescate de la institucionalidad y la implantación de la democracia real. Dirigirse a los partidos más que a los candidatos, hace parte de una concepción, por demás justa y necesaria, de fortalecerlos como instancias participativas con ideología y concepciones definidas de Estado y Sociedad, en un determinado país.

En Colombia, el reto es aún mayor, si se tiene en cuenta, como lo afirma Salomón Kalmanovitz, que los partidos son financiados por los contratistas estatales.

Ahí radica buena parte de la corrupción existente en nuestra patria. Por ello, la propuesta de Gómez Méndez, parte de la convocatoria al actor principal en una democracia moderna, del ajetreo político y electoral, como son los partidos. Con ello también, se fortalece la democracia y se combate eficazmente la corrupción.

A partir de reformas constitucionales, precisas y puntuales, que no atentan contra la integridad de nuestra Carta, sino la fortalecen y desarrollan. Contrario claro está, a propuestas de reforma constitucional muy en boga por estos días, planteadas por la derecha radical, que pretende despedazarla, incluyendo entre otros propósitos la eliminación de las Cortes.

La propuesta de Alfonso Gómez Méndez, sencilla, ágil, bien estudiada y sustentada, está orientada fundamentalmente a avanzar en los siguientes temas:

• Eliminar la circunscripción nacional de Senado y la lista preferente.

• Despojar a las altas Cortes de todas sus funciones electorales, salvo la designación de sus propios miembros por el sistema de cooptación.

• Las consultas internas de los partidos no deben ser abiertas, sino entre sus militantes.

• Limitar las campañas electorales a tres o cuatro meses.

• Reformar el Consejo Electoral, en su origen y funciones, ojalá con funciones de policía electoral para que en tiempo real sancione la financiación ilegal, y sea garante de la pureza del sufragio.

• La fijación de topes a las campañas debe ser cierta y real, y no una farsa tal y como existe.

• Adecuada, cuidadosa, y transparente regulación de las redes sociales que evite repudiables falsedades políticas y electorales.

Estas reformas, se orientan en verdad, a superar lo que su proponente denomina una “Democracia formal bloqueada”, que se lograría con el aval del nuevo Presidente, en estrecha alianza y armonía entre el Ejecutivo, Legislativo y el pueblo.

Ojalá los partidos atiendan esta convocatoria, con inspiración tolimense propia de nuestra tradición democrática, muy cercana al ideario de Darío Echandía, cuya reciente conmemoración de 120 años de su nacimiento propició especiales oportunidades para que Colombia escuchará desde el Tolima, visiones regionales de paz estable y duradera con desarrollo integral en Colombia.

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