Ética y debate presidencial

Camilo González Pacheco

La ética se ha convertido recientemente en tema de especial consideración y análisis para intelectuales tolimenses. Cabe citar dos ejemplos: Hernando Salazar con su divulgado libro referido al periodismo, por una parte, y el profesor Gildardo Díaz Novoa con un estudio relacionado con el próximo y cercano debate electoral para elegir Presidente de la República.

Gildardo, fundamentado en las enseñanzas de su Maestro de siempre, Enrique Dussel, apoya la reflexión a partir de considerar que la ética se juega en el conflicto vida-muerte, donde el criterio del bien y lo verdadero es la vida, y el mal y lo falso es la muerte. En este sentido, es ético quien se compromete con el desarrollo de la vida y respeto de la dignidad humana. Igualmente, el ético no excluye a nadie, no odia, no aliena, no quiere la muerte del otro. Al contrario, se compromete por la defensa de la universalidad de la vida, y por ende, con la conservación de la biosfera del maravilloso planeta Tierra.

Con los pies en Colombia, el ético debe ser crítico de la historia y la realidad nacional: de las guerras civiles, del sometimiento colonial, la desigualdad, dependencia económica, el paramilitarismo, el narcotráfico, es decir, de unas estructuras que reclaman un cambio urgente, orientado por seis principios de liberación y no de dominación:

1. El principio de la vida.

2. El principio de la democracia, en búsqueda del consenso por la vida.

3. El principio de factibilidad, en procura de que la vida y la democracia sean hechos reales.

4. El principio de reconocimiento del otro, en especial de más de treinta millones de hermanos pobres y excluidos.

5. El principio de organización, en procura de fortalecer la participación ciudadana y ampliar la democracia.

6. El principio de transformación o liberación, en búsqueda de una sociedad e instituciones más justas y humanas, que permitan realizar la vida más plena y feliz.

Ahora bien, y aquí en confianza, Gildardo considera que las propuestas de Duque y Vargas, representan a los mismos con las mismas. De la Calle y Fajardo, son progresistas, pero no abordan la distribución de la riqueza y la propiedad. Por lo tanto, nuestro querido Profesor concluye que el programa de Gustavo Petro, es el que más se aproxima a la visión ética y ético-política de la liberación, porque está esencialmente por la vida y no por la muerte, por la defensa medioambiental y ecológica, por el uso de energías limpias, el rescate del trabajo productivo, la democratización de la tenencia de la tierra, y otras propuestas análogas con las anteriores. Coherente, seria y fundamentada la decisión electoral del Profesor Gildardo.

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