¡Curva cerrada a la derecha!

Camilo González Pacheco

La derecha victoriosa, es fiel a sus propuestas en el ejercicio de sus respectivos mandatos. Así lo es, en EE.UU. y en Filipinas, para citar dos emblemáticos ejemplos, y se espera resultado semejante en Colombia. También es procedente recordar, que por estos lares, algunos sanos y respetables ciudadanos, bien sea del baboso centro o de la izquierda azucarada, sugieren de buena fe algunas políticas democráticas y humanistas, que debería realizar el recientemente ungido Presidente derechista. Hablan con las ganas.

Y, tacan burro. El gobernante de derecha, sí acaso los escucha, se mantiene en sus fueros programáticos y conceptuales, que se sustentan en apalancar integralmente el neoliberalismo como eje de desarrollo. La persona humana –contrario al pensamiento de la izquierda democrática- no es el eje fundamental de la prédica de derecha.

Trump, para citar el modelo estrella, cumple su mandato tal y como lo prometió en su campaña: a favor, de los más ricos; por agigantar los tentáculos de su imperio en el mundo; y, combatir la inmigración. Eso prometió y lo está cumpliendo.

Salvó claro está, como ha quedado comprobado, que los gobiernos de derecha no pueden violar flagrantemente los derechos fundamentales de las personas, y menos de los niños, por cuanto existen corrientes de opinión nacional e internacional, de corte humanista que impiden este tipo de atropellos.

Un botón de muestra: el reciente desmonte de Trump del sistema de separación de los hijos de sus padres inmigrantes, que cayó estruendosamente, bajo las consignas coreadas por la ciudadanía, en especial contra la Secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, “Vergüenza, vergüenza. Ningún ser humano es ilegal”, a quien tildaban con mucho acierto de “villana” por encarcelar niños inmigrantes.

Ahora bien, guardada las proporciones, si por allá llueva por acá no escampa. Colombia eligió Presidente proveniente de una afianzada corriente política de derecha. Sus electores, contradictores de los actuales procesos de negociación y paz nacional, votaron por mantener el ‘statu quo’ económico, social y político existente.

Y ganaron. Por ello, no resulta insólito que el nuevo Presidente Iván Duque busque realizar ajustes de acuerdo a sus promesas, en especial a esos “chicharrones” relacionados con la implementación de los Acuerdos de La Habana, que incluyen el papel protagónico de la JEP.

Además, implementar en políticas públicas, los criterios conceptuales de sus alfiles Viviane Morales y Alejandro Ordóñez. Eso fue lo prometido . . . y ganó. Cada país se merece su gobernante.

Quienes fueron derrotados, no tienen que ejercer el papel de piadosos consejeros gubernamentales. Su tarea histórica está en ejercer la oposición democrática. Y convertirse en opción de poder. Sin desbarrancarse en la curva.

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