En horabuena

Camilo González Pacheco

Finalmente la JEP decidió el caso de Jesús Santrich. No obstante que, según lo ha informado el Magistrado Ponente, se trata de una extensísima providencia, donde se motiva punto por punto la providencia. El Centro Democrático, el Gobierno y toda la derecha colombiana, que trabajan sin denuedo para hacer trizas la paz, se han pronunciado en su contra, empezando por el propio Fiscal General de la Nación.

Resulta comprensible, que para gran parte de la opinión pública, por tratarse en buena medida de asuntos jurídicos, el tema no sea de inmediata comprensión. Sobre todo, en relación con el debido proceso, que la JEP ha seguido rigurosamente en armonía con la Ley y la Constitución. En especial en lo referido, al capítulo probatorio, según el cual, las pruebas tienen que ser regular y oportunamente allegadas.

Lo anterior, a raíz de un supuesto video completo de la Fiscalía, que según el Magistrado ponente de la JEP, no conoció la Sala y que ahora está circulando, en donde Santrich aparece haciendo una negociación, supuestamente ilícita. Y también con la investigación que ordenó la misma Sala, respecto de la intervención en el recaudo de elementos probatorios por parte de particulares, sin autorización judicial.

Se descalifica la providencia, sin tener en consideración, que se está aplicando por primera vez, no la extradición, sino la garantía de no extradición para quienes se sometieron a la Jurisdicción Especial para la Paz. Se cuestiona y censura que se haya otorgado la libertad a Santrich sin valorar que la privación de su libertad, se hizo con fines de extradición y negada esta, la consecuencia lógica es su liberación.

La circunstancia especial, del desconocimiento jurídico alrededor de este tema judicial, sería comprensible en relación con quienes no están ligados laboralmente con asuntos de derecho. Eventualidad que no se presenta en cabeza del Fiscal General de la Nación, quien sí conoce, sobre estas disciplinas académicas.

Este funcionario, sin legitimidad alguna frente al país, ha sido cuestionado hasta más no poder por sus múltiples conflictos de intereses. Recusado. Impedido. Cuestionado. Experto en el lanzamiento de globos para aliviar los señalamientos sobre él mismo. El penúltimo fue el de las chuzadas a la Corte Constitucional. Y ahora, de manera oportunista, utiliza la providencia de la JEP para renunciar melodramáticamente con aires de simulada indignación.

Pero, quien sabotea el orden jurídico es él. No respeta la independencia y autonomía judicial. Desconoce y ataca sus sentencias. Confunde a la opinión pública con argumentos falsos. Conjuntamente con el Centro Democrático crea un clima falaz de crisis institucional. Por ello su dimisión constituye un buen avance para la democracia y la paz. Bienvenida esa esperada renuncia. A buena hora.

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