Conversación regional

Camilo González Pacheco

Conforme a recientes declaraciones de prensa, dadas por los electos Alcalde de Ibagué y Gobernador del Tolima, se evidencia que ellos gobernarán en estrecha alianza, con los directorios políticos que contribuyeron eficientemente con su elección. Nada extraño, por estos lares, salvo la excepción histórica del mandato de Guillermo Alfonso Jaramillo, que gobernó sin contraprestaciones burocráticas, con los directorios políticos tradicionales.

Históricamente, la gobernabilidad de Alcalde y Gobernador en nuestra región, ligada a la dinámica de los acuerdos con las organizaciones políticas que los eligieron, tienen mucho de largo y ancho, en materia de proyección estratégica de cada uno de estos mandatos. Por lo general, no cuentan con visión de desarrollo a largo plazo. No alcanzan a otear el futuro más allá de las próximas elecciones. Solo interesa mantener cuota burocrática, inversiones con proyección en conquista de votos, para efectos de mantener y acrecentar su peso electoral.

Y este esquema de gobierno ha traído inmensas desilusiones en cuanto al futuro regional, por cuanto el gobernante, al entregar secretarías e Institutos a los Jefes Políticos, pierde el control en la unificación de sus políticas públicas, por cuanto el funcionario en ejercicio, primero rinde cuentas a su Jefe, y luego a su inmediato superior jerárquico en la administración. Y a los Jefes Políticos, les interesa, sobre todo, la burocracia y la contratación estatal. En especial, en infraestructura.

Sin embargo, los gobernantes ganan espacios propios, en esa negociación: mayorías formales en Concejo y Asamblea para sus proyectos de Acuerdos y Ordenanzas. Pero pierden, la comunicación directa, real y participativa con las fuerzas sociales, populares, sindicales y culturales de la región.

Entonces el futuro en gobernabilidad tolimense, se avizora bastante enredado. Sereno y tranquilo en terrenos burocráticos. Tenso y agitado en lo social, que depende de coyunturas nacionales e internacionales, donde para nada juegan los acuerdos electorales y burocráticos regionales. De ahí, que la agitación política y social regional se dará más en las carreteras y las calles, que en los recintos de los Concejos y la Asamblea Departamental.

Por ello, la importancia de ir diseñando y avanzando en la construcción de espacios de Conversación Regional, que permitan encontrar salidas negociadas y posibles a los retos sociales imperantes, que serán tema de especial atención, apenas pasen los días alegres y festivos de Año Nuevo y Reyes.

En otras palabras, y acorde con nuestra realidad regional, pensando en futuro. Es decir, derrotando el pensamiento imperante de lo electoral a corto y mediano plazo, por un pensamiento democrático, participativo y estratégico de desarrollo integral a largo plazo.

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