De los guetos verticales y otros demonios

Guillermo Hinestrosa

Como a muchos columnistas, me llegan mensajes por las redes sociales y al correo electrónico, en mi caso relativos a temas ambientales y al nefando POT. Me referiré a algunos de ellos:
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Un nuevo monstruo de treinta pisos asoma su hocico en El Vergel: “Sky Deluxe” es su nombre. El pasado domingo un tradicional grupo de médicos, empresarios y abogados que madrugan diariamente a caminar por el sector, compartieron la foto del aviso que inicia el trámite de su licencia. El proyecto se venía publicitando, pero hasta ahora se supo que pretenden hacerlo en predios del Plan Parcial Palma, que no admite edificaciones de ese tipo.

Los guetos verticales son inadmisibles en una ciudad conjurada por sus políticos contra el espacio público. Dañan los barrios y les generan desvalorización. Un señuelo para familias que invierten sus ahorros en copropiedades que cinco o seis años después muestran un lamentable deterioro por las dificultades para arrendar o vender en locaciones inseguras, embotelladas, sombrías y sin paisaje, pues la constante ha sido que cada nuevo proyecto le obstruya la vista al anterior, borrando además del horizonte del ciudadano de a pie los hermosos cerros tutelares que fueran el orgullo de los ibaguereños.

También recibí copia del documento que unos vecinos de Calambeo le enviaron al Procurador Ambiental, para que investigue un proyecto que estaría desviando sus aguas servidas a la quebrada La Tigrera. Resaltan que la construcción está ubicada en un nivel inferior al sistema de alcantarillado de la calle 19, responsabilidad de Ibal. Afirman que los constructores deberían transportar las aguas hacia la tubería recolectora, a través de una estación de bombeo de aguas residuales, pero que “no se evidencia la adaptación de espacios para este fin, ni la construcción de las estructuras complementarias requeridas para ello, tales como las cámaras de descarga de tuberías de impulsión, estructuras de almacenamiento, tanques de succión, cerramientos, entre otras, que permitan y faciliten el mantenimiento y operación de la infraestructura relacionada”.

Recordemos que Cortolima demandó el POT de Luis H. entre otras razones, porque extendió, por decreto, los servicios de agua y alcantarillado al ampliado perímetro urbano. Mientras el Tribunal Administrativo del Tolima lo sigue meditando, se vienen certificando disponibilidades de servicios donde no las hay. Si el Vergel padece racionamientos de ocho horas diarias (con tanque de 10.000 metros cúbicos), ya podrán imaginar lo qué pasará próximamente en El Salado y Picaleña con los miles de apartamentos que se levantan en torres sin límite de altura.

Asistí a una presentación virtual en la que un grupo multidisciplinario detalló las características de los planes parciales La Samaria, El Recreo, Santa Cruz y Agrolima. La pregunta que ninguno pudo responder fue: ¿Qué están esperando los Secretarios de Planeación, Hacienda, Oficina Jurídica e Infraestructura para legalizar las plusvalías?

Las omisiones del equipo de gobierno están generando un pandemonio de conflictos jurídicos, fiscales, urbanos, ambientales y sociales entre constructores, dueños de la tierra, autoridades, contribuyentes y ciudadanos. Señor alcalde: prevenirlos, reglamentando el caótico POT es su responsabilidad. Con los impuestos dejados de cobrar Ibagué podría construir los andenes que no tiene, senderos ecológicos en los hermosos cerros que nos quieren tapar, y nuevos parques, en una ciudad con lamentables 0,74 metros cuadrados de espacio público recreativo por habitante.

Una lectora insiste en que para salir del aeropuerto Perales hay que dar una vuelta de seis kilómetros, en virtud de un convenio firmado entre los municipios de Ibagué y Alvarado, para que nuestros visitantes puedan optar por hospedarse en la vecina población del norte. Al principio me pareció una tontería y no le presté mayor atención, pero como están las cosas algunos comenzamos a considerarlo.

GUILLERMO HINESTROSA

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