Margarita, no está linda la mar…

Guillermo Hinestrosa

Inicia su periodo como Procuradora General de la Nación la jurista barranquillera Margarita Cabello Blanco. Llega al tope de una brillante carrera en la que ocupó cargos tan relevantes como magistrada de la Corte Suprema y ministra de Justicia. Luego de su elección, casi unánime, pronunció un discurso ante el Senado, del cual citaré algunos apartes:
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Comenzó mencionando a Deng Xiao Ping: “No nos importa el color del gato, lo importante para nosotros es que cace ratones. Los ratones de la inseguridad, la violencia, la desigualdad, la pobreza, la falta de oportunidades, del desempleo, de la marginalidad y de la violencia de género”. Omitió lo más obvio: cazar a las ratas corruptas, aunque agregó: “Luchar contra la corrupción: Esa dinámica no puede ser un simple cruce epistolar entre el Ministerio Público y la entidad estatal sin más consecuencia que la solución a una decisión administrativa equivocada e irregular, pero sin que se sienten las bases para una solución de fondo que mejore ese aspecto de la administración pública”.

Curiosa observación. Las investigaciones generadas por denuncias sobre conflictos de intereses, fallas del servicio, restablecimiento de derechos vulnerados y el adelantamiento de procesos disciplinarios, van más allá de “un simple cruce epistolar”. El arsenal de la Procuraduría para asegurar el imperio de la ley es poderoso, variado y ella lo sabe. Dijo también: “Quiero hacer un Ministerio Público que convoque, que concilie, que viabilice salidas, que nos ayude a avanzar como sociedad. Quiero unir y concertar: No voy a ser factor de crispación, de enfrentamiento o pugnacidad…”, refiriéndose a la manida idea de la polarización política.

Por supuesto que no está bien perseguir únicamente a los corruptos cuando son opositores, pero el margen de maniobra para unir y concertar con amigos y adversarios es casi ninguno en tratándose de infracciones que deben ser disciplinadas y sancionadas. Estamos en medio del temporal y al borde del naufragio; según la reconocida revista estadounidense U.S. News, en diciembre pasado Colombia encabezaba el ranking de los países más corruptos del mundo, seguida por México, Ghana, Myanmar, Guatemala Arabia Saudí, Brasil, Kenia, Bolivia y Rusia. La coalición de gobierno ha salido a aclarar que el dato no se basa en indicadores objetivos, sino en la opinión de 20.000 encuestados de apenas 73 países.

Con 190 años de historia, la Procuraduría es el órgano de control más respetado y de mayor tradición en Colombia. Su infraestructura descentralizada, equipo de altas calidades técnicas y profesionales, carrera administrativa y enorme presupuesto, la hacen fundamental en la tarea de moralizar la gestión pública. Si bien en algunas zonas del país hay gran aceptación social con los corruptos, en el Tolima son investigados y por lo general terminan en la cárcel.

Doctora Margarita: más allá de los lugares comunes puestos por alguien, de buena fe, en su discurso de agradecimiento al presidente que la nominó y al Senado que la eligió, conviene precisar que el Ministerio Público representa a la sociedad civil, llámese microempresario, obrero, estudiante o ama de casa. Su independencia de las ramas ejecutiva, legislativa, judicial y de los clanes políticos, es una garantía, para los ciudadanos, de rango Constitucional.

Esperamos que los importantes cargos regionales de la Procuraduría sean ocupados por personas de reconocida idoneidad, probidad y experiencia. Sería perverso que para cuidar el quesillo nombraran a los compadres de quienes lo administran y, en ocasiones, lo devoran. 

 

GUILLERMO HINESTROSA

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