El poder está en las ganas

Guillermo Hinestrosa

Da grima que la treintena de precandidatos presidenciales no expongan una robusta agenda reformista en medio de la grave crisis económica y social.
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Sus asesores repiten el mantra de Luis Fernando Mejía (director de Fedesarrollo y candidato a suceder a Carrasquilla): “Hay que grabar nuevamente a los asalariados, pues las personas naturales pagan la mitad de los impuestos que recauda el resto de la Ocde”. 

Omiten decir que el 60% de los colombianos viven del rebusque; no cotizan seguridad social ni pagan impuestos; que nuestro ingreso per cápita es el 14% del de esos países, pero los parlamentarios criollos ganan 10% más, en dólares, que sus pares del mundo desarrollado, y por paridad de poder de compra tienen el segundo ingreso más alto de la Ocde, después de Chile, el otro arribista del listado.

Es verdad que la mayoría son aliados de un presidente parlanchín que sigue ganando kilos frente a un país que se enflaquece día a día. Felices coinciden en que los nuevos gastos se les carguen a empleados y pensionados, segmentos de la población que deberán reventar para todo: inmigrantes, salud subsidiada, matrícula universitaria cero, devolución del IVA, Familias en Acción y demás subsidios con los que Duque aspire apalancar las campañas electorales del 2022. Ya se ocuparán de la política sus asesores de imagen, que blanquearán sus sonrisas, ensortijarán sus cachumbos y los pondrán a recitar banalidades a cuatro meses de la elección, en un sprint con telepronter, maquilladoras y aire acondicionado. 

El país no será el mismo. Los nuevos desempleados están siendo cooptados por una voraz criminalidad que se expande como una metástasis entre una base social errabunda no visibilizada aún por el Estado. La pérdida de soberanía es dramática en regiones como el litoral Pacífico, las fronteras o la amazonía, donde el tráfico de personas, madera, oro, coltán, drogas, armas, explosivos, ganado, combustibles, precursores químicos y los desplazamientos forzados ponen cientos de miles de familias a merced de los carteles de las mafias. No es sino entrar a Google Earth y comprobar que nuestras selvas están moteadas de enormes cultivos de coca, como la piel de un dálmata.  

La sensatez vino de la Andi. Los grandes empresarios proponen que el golpe no recaiga sobre las personas naturales. Plantean que no se aumente el IVA a la canasta familiar ni se ponga a pagar renta a más contribuyentes. Piden posponer los beneficios tributarios concedidos a las empresas en la reforma del 2019 y con ellos financiar el hueco fiscal y los programas sociales. Aplazar la entrada en vigor de la compensación del impuesto de industria y comercio (ICA), contribuiría con $7 billones de pesos al año, más $6 billones con el aplazamiento de las reducciones de tarifas al impuesto de renta. Ambos sumarían $13 billones, recursos que se complementarían con el recaudo de un impuesto al patrimonio del 1% para personas naturales. “En esos tres rubros hay unos $ 14 billones”. 

Los industriales resultaron más solidarios que Alejandro Char, Fico Gutiérrez, Enrique Peñalosa, Dilian Francisca Toro y Luis Pérez, reticentes a hablar con la boca llena de mermelada. Pero se entiende menos el desgano de Fajardo, Galán y De la Calle. Al compararlos con los aguerridos líderes de antaño, recuerda uno el desconsolado verso de Carranza: “Te llamarás silencio en adelante. Y el sitio que ocupabas en el aire se llamará melancolía”.

GUILLERMO HINESTROSA

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