Cuando todo cambia…

Guillermo Pérez Flórez

Si usted es de quienes piensan que dentro de unas semanas, o a lo sumo unos meses, la vida volverá a ser como antes lamento desilusionarlo.
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No. Nada volverá a ser como antes, así lo expresé en mi nota pasada (La vida de los otros). Estamos entrando en una nueva era inédita, aunque de momento avancemos hacia ella caminando de espaldas, mirando hacia el pasado, más temprano que tarde, sin embargo, tendremos que darnos vuelta y comenzar a caminar de cara al futuro.

Tenemos que cambiar el método de trabajo. Lo virtual será tanto o más importante que lo presencial. Es un cambio drástico que nos costará asimilar, por razones obvias, llevamos años, décadas enteras trabajando presencialmente, yendo a la oficina, a la fábrica, a la escuela, a la universidad, al banco… en fin. De repente, sin estar psicológicamente preparados la vida cambia y obliga a hacerlo casi todo desde casa. Es una revolución, literalmente. La biología está destruyendo el orden establecido y dando paso a uno nuevo.

Esta revolución amenaza con acabar las oficinas, las reuniones presenciales, los cocteles, los mítines políticos, la asistencia a los partidos de fútbol (los veremos en televisión), las discotecas, los bares, la ida al cine, al teatro, a los templos. ¿Volveremos algún día a la calle? Sí, por supuesto, pero mucho menos. Permítanme comentar una anécdota personal. Esta semana amanecí con un ojo totalmente ensangrentado. Eran las cinco de la mañana. Entonces me tomé unas fotografías y se las envié a mi amigo y paisano, el oftalmólogo Germán Molina en Ibagué. Luego me fui a la clínica Barraquer, estando allí en la sala de espera - corriendo el riesgo de contagiarme - recibí en mi celular el diagnóstico de Germán: “No te preocupes, es sólo una conjuntivitis. No hay peligro”. Luego, me vio el médico, y me dijo exactamente lo mismo. Regresé a mi apartamento tranquilo. Querido Germán, gracias. Te debo una consulta.

Tenemos que reinventarnos. Casi todo será telemático y a domicilio. Colegios y universidades tendrán que acoger la virtualidad, esto ya nos lo había dicho Néstor Hernando Parra en su libro “Revolución tecnológica y democracia del conocimiento”. Los restaurantes serán en realidad cocinas con domicilio. En las últimas dos semanas se ha incrementado el uso de las herramientas informáticas, asambleas, juntas y reuniones se están haciendo a través de ellas. ¿Y las fábricas? También cambiarán. De impresoras 3D, en las casas-taller.

Lo otro que cambiará será la forma de actuar. El modelo colaborativo y solidario sustituirá al individual y egoísta impuesto por el capitalismo. La arrogancia individualista que vendió la ficción de no necesitar de los otros se vendrá abajo como un castillo de naipes. La vida volverá a ser social. Se dará el “procomún colaborativo”, dice Rifkin en la Sociedad de coste marginal cero. Hay un jaque a la sociedad de consumo. Para qué los diamantes, el oro, las esmeraldas, los treinta pares de zapatos, el centenar de corbatas Hermes y los Rolex. Ahora mismo caigo en la cuenta de que hace 14 días no uso mi carro. Cuando todo cambia… cambia todo. Mas nos vale aceptarlo.

GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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