Una nueva mirada

Guillermo Pérez Flórez

El próximo 26 de septiembre se cumplen cuatro años de la firma de los acuerdos de paz en La Habana. En este tiempo ha habido avances, retrocesos y estancamientos, pues tal como se consagró en ese texto, y posteriormente en el del teatro Colón en Bogotá el 25 de noviembre, luego de la pérdida del plebiscito del 2 de octubre, los pactos tenían como propósito “la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, cuya es meta de largo aliento.
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Uno puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Es verdad que aún existe conflicto, también manifestaciones de violencia y factores de perturbación, pero sería necio desconocer que es mucho lo que se ha avanzado en este tiempo. La situación hoy es sensiblemente mejor de la que teníamos antes del proceso de paz. Por esto es tan importante darles una nueva mirada a las cosas. Y hacerlo sin aprehensión, ni prejuicio ni revanchismo, que pueden conducir a la sacralización o a la demonización total. Ni tanto que queme al santo (debería decir, ¿Santos?), ni tan poco que no lo alumbre. Lo cierto es que la tarea de tener un país en paz está en obra negra, o en obra gris, si se quiere ser un poco más optimista.

Precisamente por esto, nos dimos a la tarea de llevar a cabo una serie de entrevistas en torno al conflicto, la violencia y la paz. La primera conversación fue el pasado miércoles con el general Luis H. Mendieta, ampliamente conocido en razón a haber estado secuestrado por las Farc 11 años y ocho meses (https://youtu.be/HX35zmaTwuM). Un período de tiempo que radiografía muchas cosas del alma colombiana: la soberbia, la indolencia, la indiferencia y la falta de empatía. ¿Cómo pudo pasar tanto tiempo sin que se hallara una solución? ¿Cómo lo permitieron el Estado, las Farc y la sociedad misma? Mendieta y su familia, como tantas otras, pagaron un precio que no tenían por qué pagar. Escucharlo me permitió confirmar que muchas de las víctimas sienten que no han sido reparadas, ni material ni moralmente. Y lo más grave: que ni siquiera se sienten escuchadas. De allí la importancia de darles voz en el Congreso de la República, que es, pese a todas sus sombras, el principal foro del país. Hay que reglamentar esta parte del acuerdo. Es de justicia hacerlo.

El próximo miércoles 23 de septiembre tendremos a la presidenta de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), Patricia Linares, y el jueves 24 a los expertos Carlos Eduardo Jaramillo y Eduardo Pizarro León-Gómez, quienes tienen muchas cosas que aportar en esta reflexión. Luego vendrán otras voces y perspectivas, todas ellas necesarias para tratar de entender esta tragedia y salir de ella de manera definitiva. Colombia no puede renunciar a la paz, ni a buscar la convivencia y la reconciliación. La violencia y la sangre no son un destino ineluctable. Tenemos que ser conscientes de que existen nuevos retos en esta materia que pueden hacer invivible este país. Aún estamos a tiempo. En suma: es preciso una nueva mirada. Espero nos acompañen este ejercicio.

GUILLERMO PÉREZ

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