La tierra de los elefantes

Guillermo Pérez Flórez

Si piensan que voy a hablarles de Botsuana, el país africano al que solían ir las escopetas más aristocráticas de Europa a cazar elefantes, entre ellas el rey emérito de España Juan Carlos I, se equivocan. Desde hace un tiempo, venimos descubriendo que al paso que vamos Colombia va a tener más elefantes que dicho país; según la Contraloría General de la República, existen más de 1.400 obras de infraestructura abandonadas, con o sin terminar, y otras que nunca fueron utilizadas para lo que fueron proyectadas. Proyectos perdidos que cuestan $25 billones. Casi nada.
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El departamento más afectado es el Tolima, con 96 obras. Entre el listado de ‘elefantes blancos’ está el Triángulo del Sur del Tolima, una vieja añoranza (como los túneles de La Línea) que le ha dado de comer (y algo más) a varios políticos y gobernantes, aún sin terminar. Según informes publicados en los medios de comunicación, falta la fase III, la cual corresponde a “la construcción de las redes de conducción y distribución del agua a los predios” (¿?). El costo total está tasado en $1 billón 252 mil millones y beneficiaría 24.607 hectáreas. Ojo: el costo de irrigación por hectárea sería de $50.879.831. Una absoluta desproporción. ¿A cómo quedará valiendo la tierra? Y unas preguntas inocentes: ¿cuál será el avalúo catastral de esos predios? ¿Seguirán pagando diez y veinte mil pesos, como ahora? Hay que hacer un examen crítico de este proyecto para saber cuál va a ser su suerte final, cuáles son los impactos reales en la agricultura.

Otro ‘elefantico blanco’ está en mi solar natal, con la recuperación de los históricos ‘Canales Rada’. El actual secretario de Infraestructura de San Sebastián de Mariquita, el arquitecto Álvaro Andrés Galindo, quiere rehabilitarlos, lo cual tendría grandes beneficios no solo para la agricultura, pues estos hacen parte del patrimonio histórico-ambiental local. Ojalá lo consiga. La obra la han ‘re-inaugurado’ varias veces, pero no logro verla en funcionamiento. No sabe uno si reír o llorar. A pocos kilómetros están el relleno sanitario Santo Domingo de Armero y la estación de Policía de Venadillo, que también ‘adornan’ el listado de la CGR, junto con el centro de acopio de Rovira y la planta de residuos de un resguardo indígena en San Antonio. En Purificación, esta semana la comunidad hizo catarsis y habló del Malecón Turístico, la Casa de la Cultura y de la piscina de olas, espacios que en la actualidad son considerados monumentos al olvido, pues ni siquiera se usan. En Ibagué, sin la categoría de ‘elefantes blancos’, hay varias obras y proyectos críticos. Quizás el más ‘emblemático’ sea el Panóptico, seleccionado para participar en la XXVII Bienal Colombiana de Arquitectura y Urbanismo, que bien podría alojar la historia regional, para que no olvidemos lo dramáticos que han sido la violencia y los conflictos políticos armados en nuestro suelo.

El diagnóstico de la Contraloría fue publicado hace un par de semanas. Ignoro si se han abierto juicios de responsabilidad fiscal, procesos disciplinarios o investigaciones fiscales. Probablemente (muy seguramente), no pase nada, pues vivimos inmersos en la subcultura del escándalo, que sólo sirve para titulares de prensa en el mágico y pintoresco país de los elefantes.

GUILLERMO PÉREZ FLOREZ

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