Del Terra-planismo y otros demonios

Guillermo Pérez Flórez

A Cristóbal Colón, Vasco da Gama y Fernando de Magallanes les cabe el mérito histórico experiencial de haber confirmado las tesis de antiguos astrónomos y filósofos sobre la redondez de la tierra. Después de ellos, decenas de avances científicos y tecnológicos como los satélites han permitido que gente común y corriente pueda comprobar este hecho; aún así, y contrariando toda evidencia, hay quienes sostienen que la tierra no es esférica sino plana.
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El terraplanismo es una corriente de la Edad Media, como equivocadamente se nos vendió para construir un relato oscurantista en torno a ese período histórico. No. Es una tendencia de estos tiempos, sí, del siglo XXI, con miles de seguidores en todo el mundo. Entren a YouTube y pongan en el buscador esa palabra y encontrarán cientos de vídeos de personas que creen en este relato falaz y sostienen que la redondez de la tierra es un invento de los gobiernos.

Esto viene a mi mente a raíz del escándalo suscitado por las confesiones del antiguo secretariado de las Farc en torno a su responsabilidad en el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. Muchísimas personas dudan sobre la veracidad de sus declaraciones, y creo que tienen derecho a hacerlo. No faltaría más. Pero lo que no tienen derecho es a construir la corrosiva especie de que tal confesión es un vil montaje para hacerle un favor a terceras personas, y quitarle a la Fiscalía la investigación sobre este homicidio. Un organismo que luego de veinticinco años no logró descifrar el caso, y permitió que personas inocentes pagaran cárcel por un delito que jamás cometieron. No es bueno echarle más cebo al candil. A la exguerrilla se le ha pedido, de manera reiterada, que cuente la verdad, y ahora que han comenzado que hay quienes afirman que esa no es la verdad, como si ellos sí supieran cuál es.

El exsecretariado ha comenzado a transitar el camino de la reconciliación con el reconocimiento de los secuestros, el reclutamiento forzado y los homicidios fuera de combate y con sicarios, como en los casos de Álvaro Gómez, Jesús Antonio Bejarano y el general Fernando Landazábal. Es un hecho muy positivo, tan trascendente como el abandono y entrega de las armas, pues aceptar su cuota de responsabilidad en el conflicto armado y ponerles la cara a las víctimas no debe ser fácil. Aún les queda un trecho largo por recorrer. Las víctimas reclaman verdad. En el caso de los diputados del Valle, por ejemplo, quieren saber quiénes les auxiliaron para la perpetración del secuestro y por qué los asesinaron. Tiene derecho a la verdad. Los pasos dados por las Farc son grandes. No permitamos que el odio y la sed de vindicta nos enceguezca, al punto de no ver las evidencias.

Otros sectores deberían seguir este camino. No importa qué tan doloroso y desgarrador pueda ser este ejercicio. La guerra crea demonios difíciles de exorcizar, pero conocer la verdad a plenitud es lo único que puede blindarnos para que esta horrenda noche de la violencia fratricida no se repita jamás. La verdad libera, hace seres libres y engendra perdones.

GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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