Volver a La Habana

Guillermo Pérez Flórez

La Organización Panamericana de la Salud (sí, no se extrañen, esa organización existe), acaba de afirmar que Cuba podría convertirse en el primer país latinoamericano en producir su propia vacuna. Ya la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi) había dicho que «el país está un paso más cerca de producir la primera vacuna de América Latina contra el virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19».
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La noticia me parece impactante aunque no sorprendente, pues son de público dominio sus avances en materia de salud. Si Cuba llegase a producir una vacuna contra el Covid-19 sería un triunfo inocultable, que además pondría en evidencia la poca importancia que el resto de países latinoamericanos concede a la investigación científica, pese a contar con muchísimos más recursos económicos.

Lo más impactante de la anterior noticia es que no es una sino cuatro las vacunas en fase de desarrollo. Es increíble que una ‘islita’, bloqueada y sin recursos casi, que por culpa de la pandemia y de las políticas de Trump perdiera el 80% de los recursos originados en turismo, sea capaz de poner en marcha una investigación de este calibre. Muchas cosas están cambiando en ese país, que parecería enrumbarse hacia un capitalismo de estado, similar al modelo chino, con un régimen de partido único. Hace unos días, La Habana anunció una apertura al emprendimiento privado que permitirá ampliar de 127 a 2.000 las actividades empresariales. El mayor cambio económico y político desde cuando Fidel Castro se declarase socialista, en abril de 1961. A partir de ahora, el sector privado podrá asociarse con inversores extranjeros. ¡Vivir para ver! El gobierno busca liberar las “fuerzas productivas” y suprimir “gratuidades indebidas”, subsidiando “a personas y no productos”. Este es un cambio paradigmático que deberíamos poner en observación, pues abre nuevos horizontes en la región, tanto económicos como políticos.

Cuba ha dejado de ‘exportar’ su revolución. Es un craso error mirar la Isla con los ojos de la ‘guerra fría’. Hay que volver a La Habana y sentarse a conversar sobre la paz en Colombia, el desarrollo regional y la integración latinoamericana. Tengo la convicción de que el presidente Joe Biden va a desandar el camino del bloqueo y la satanización contra Cuba, y a retomar la senda iniciada por Barack Obama en marzo de 2016 cuando efectuó su histórica visita allí. Se deben repensar las relaciones bilaterales, no hay para que perpetuar una era de distanciamiento y tensiones políticas que hoy por hoy resultan absolutamente absurdas. De hecho, creo que la solución a la crisis venezolana, asunto de tanta relevancia para Colombia, pasa por La Habana. Desde luego que también por Washington, pero cada día es más evidente que no por el llamado Grupo de Lima y del libreto de derrocar a Maduro para entronizar a Juan Guaidó.   

Pensar que Cuba quiere desestabilizar la democracia colombiana y convertir a Colombia en una segunda Venezuela para controlarla a su antojo, es delirante y patético. Es solo una vulgar propaganda política que busca consolidar un discurso para las elecciones de 2022. Hay que volver a La Habana, quién quita que también por vacunas.

GUILLERMO PÉREZ

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