Gambito de dama

Guillermo Pérez Flórez

Aún falta mucho camino por recorrer, esa es la mala noticia, la buena es que cada vez falta menos. La sociedad patriarcal se está disolviendo y en su lugar se está abriendo paso una sociedad de mujeres y hombres que siendo diferentes actúan y deciden en condiciones de igualdad. Mañana es el día internacional de la mujer, momento más que propicio para reflexionar sobre esto.
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El papel protagónico de la mujer en la vida política, económica, social, cultural y científica va en ascenso. Basta con recordar que actualmente, las mujeres son jefas de Estado o de gobierno en 22 países, algo impensable hace unos años; Ángela Merkel ejerce el principal liderazgo político europeo; la misión a Marte la lideró Diana Trujillo, honrosamente colombiana, quien gracias a su talento supo abrirse paso en la Nasa; Mayerlín Vergara, premio Nansen para refugiados otorgado por Acnur en 2020, a quien tuve el honor de entrevistar el año pasado (también colombiana) dirige un hogar de niños, niñas y adolescentes víctimas de la violencia y la explotación sexual en Riohacha. Aung San Suu Kyi, premio Nobel de paz en 1991, es el símbolo de una larga lucha por la democracia en Birmania. En fin, faltarían páginas para escribir acerca de los importantes aportes femeninos. Enhorabuena.

Atrás comienzan a quedar los días en que a las mujeres se les relegaba a cumplir papeles secundarios, y en que más que sujetos de la historia eran objetos. La época de las ‘reinitas’ ha comenzado a pasar de moda, hasta hace solo dos décadas el país se paralizaba (literalmente) con el reinado de la belleza en Cartagena. Por supuesto que la mujer como ‘objeto de consumo’ es una subcultura que se mantiene en pie, pero reitero, cada vez cuenta con menos seguidores. Los casos de feminicidio que a diario ocurren son, en parte, el coletazo de una sociedad machista que se resiste a desaparecer y a aceptar los nuevos roles femeninos. Yo veo el vaso medio lleno. Veo un auge femenino imparable, el cual hay que saludar y apoyar de manera decidida.

Sí. Aún falta mucho. Existe una fuerte discriminación salarial contra la mujer. El desempleo y la informalidad las afectan más que a los hombres. La participación en la universidad sigue siendo menor, pese a que algunas disciplinas como la administración de empresas, la psicología, la contaduría pública, la tecnología en contabilidad y finanzas prácticamente se han ‘feminizado’. También es verdad que las mujeres del campo padecen con mayor rigor el machismo y la privación de oportunidades de estudio y de trabajo formal. Todo esto es una realidad irrefutable, son campos en los cuales es preciso trabajar con denuedo. Sin embargo, creo que nos estamos asomando a una nueva sociedad, y que el patriarcado está en jaque. Depende de una coalición paritaria que podamos darle mate, para utilizar la terminología ajedrecística, en consonancia con el título de la miniserie que he tomado para titular esta nota. La historia de una niña huérfana prodigio del ajedrez, la cual retrata una época (años sesenta) en la que las mujeres dieron un salto importante en la deconstrucción del patriarcado. Caminamos en la dirección correcta, pero hay que acelerar el paso. Feliz día de la mujer.

GUILLERMO PÉREZ

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