Un debate inaplazable

Guillermo Pérez Flórez

Esta semana se produjo en México un hecho de trascendencia. La Cámara de Diputados aprobó con 316 votos a favor y 129 en contra una Ley Federal para regular el cultivo, la producción, el consumo, la distribución, la industrialización y la venta de la marihuana para consumo personal, tanto medicinal como recreativo. Un cambio total en las políticas de drogas que abre un mercado multimillonario que ya comienzan a disputarse grandes empresas.
PUBLICIDAD

Así, México se convierte en el tercer país, después de Uruguay y Canadá, en regular por completo el mercado de la marihuana. La decisión tiene un significado enorme. México es uno de los principales países productores, padece una violencia homicida por el narcotráfico y es la frontera sur del principal consumidor de marihuana del mundo. Significa que los dos vecinos de Estados Unidos tienen legalizado el negocio, y una ventaja competitiva con el resto de países productores en razón a la cercanía del mercado. Ahora bien, Estados Unidos también es un productor importante. Actualmente, su consumo para uso medicinal es legal en más de 35 estados y con finalidad lúdica en 15. En las pasadas elecciones norteamericanas, mientras demócratas y republicanos disputaban a brazo partido  la presidencia y el control del senado y la cámara de representantes, Montana, Arizona, New Jersey y Dakota del Sur aprobaban diversas formas de legalización del cannabis. En Dakota del Sur, por ejemplo, en donde ganó Trump con el 60% de los votos, la legalización obtuvo el 70%. Ahora casi los estados de la Unión siguen la estela trazada por Oregón en 1973.

El prohibicionismo se está desmoronando, por ineficaz, costoso e inmoral. Según la prestigiosa revista española Política Exterior, en 2016 fueron detenidas en EE UU 587.700 personas por posesión de cannabis, mucho más que por todos los delitos violentos juntos. Por eso hay tantas personas con antecedentes delictivos como titulados universitarios en ese país. La oferta está creciendo, y al dejar de ser ilegal su precio ha comenzado a bajar. Actualmente, una libra de marihuana seca vale en EE. UU. unos 1.000 dólares, hace cinco años valía 3.000. Aún así, es un negocio fabuloso, que incluso amenaza con quitarle cuota de mercado a la cerveza. Así como lo oyen.

En Colombia el ex senador Juan Manuel Galán viene dando una lucha casi solitaria para que se regule la producción y el consumo de las drogas, más allá de la retórica. En su paso por el senado lideró la aprobación de la ley 1566 que reconoce la adicción como una enfermedad y la ley 1787 que regula el acceso seguro e informado al uso médico y científico del cannabis. Galán aboga por una política regulatoria y por el abandono de la prohibición. Debería abrirse un debate nacional sobre este asunto. Hemos pagado un altísimo costo humano, ambiental, judicial, político y presupuestal, por sostener de manera obtusa una política prohibicionista en la cual solo creen los que se benefician de ella. Seguimos criminalizando campesinos por sembrar ‘yerba’. ¡Qué torpes somos!

Si de mí dependiera regularía el uso de todas las drogas. Por el momento, sin embargo, me tranzo con la legalización de la marihuana. ¡Que viva México! ¡Carajo! Sí se puede, claro que se puede.

 

GUILLERMO PÉREZ

Comentarios