Para refrescar memorias

Guillermo Pérez Flórez

Finalizando los años ochenta Colombia tuvo que enfrentar la terrible amenaza del narcoterrorismo.
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La percepción generalizada era que el país se disolvía. Sin embargo, los estudiantes le dieron una luz de esperanza con el histórico movimiento de la séptima papeleta. Fue tanta la presión popular que el establishment político se vio forzado a hacer actos de prestidigitación jurídica y propiciar una Constituyente.

Ante la imposibilidad de armar una lista única el partido liberal, con la jefatura de Alfonso López Michelsen, organizó la famosa ‘operación avispa’. Alfonso Jaramillo Salazar tuvo la idea de llevar a la Constituyente voceros tolimenses, y propuso como candidato al ex ministro Alfonso Palacio Rudas. El hecho fue contundente y la idea cobró tanta fuerza entre todas las tendencias liberales que el autodenominado Jefe único del partido liberal en el Tolima, abusivamente se la apropió para dar la impresión de que había sido idea suya. El ‘Cofrade’, como cariñosamente le llamaban, salió constituyente y su desempeño fue celebérrimo. El día de la clausura de la Asamblea fue aclamado por todos sus pares. Así, el Tolima volvió a brillar. Los votos no alcanzaron para elegir a otro destacado tolimense, Ariel Armel, porque las nuevas generaciones ya comenzaban a distanciarse del partido en razón al manejo caciquil que le daban, de hecho el ibaguereño Juan Gabriel Gómez fue candidato de los estudiantes.

En 2009 el liberalismo, con la jefatura de César Gaviria, montó una consulta interna para escoger candidato presidencial. Participaron cinco personas. Una de ellas fue el jurista y ex procurador General de la Nación Alfonso Gómez Méndez, quien desafortunadamente no recibió el respaldo de los dirigentes liberales regionales, como sí lo obtuvo en Antioquia Aníbal Gaviria. Por esta actitud cicatera, se perdió la oportunidad de que un tolimense disputara la presidencia de la República y rehiciera la senda de honor transitada por las figuras más grandes de esta tierra, que en el pasado le dieron honor y gloria por su liderazgo nacional. Sobra decir que el candidato liberal sufrió una paliza electoral, pues la consulta era una farsa. No sé si Gómez hubiera ganado la presidencia, ese es otro tema. Pero sí que habría dejado en alto las banderas regionales. 

Traigo a cuento estas dos historias porque es de público conocimiento que el jefe del partido liberal en el Tolima, el ex senador Mauricio Jaramillo, decidió negociar los votos al senado con un caldense, en un acto que entraña una traición al legado histórico regional y a los intereses de un pueblo que les ha dado todo a él y a su familia. En el Tolima el liberalismo no es una simple anécdota, de hecho, en marzo se cumplirán 100 años de una de las más célebres convenciones de todos los tiempos, la Convención de Ibagué, que sentó las bases de lo que luego fuera la ‘República Liberal’, liderada por López y Echandía. No logro entender cómo quien aspira a la gobernación del Tolima asume esa actitud, imagino que los caldenses vendrán a elegirlo.

Cada día es más evidente y manifiesta la necesidad de que en Colombia y el Tolima exista un Nuevo Liberalismo.

GUILLERMO PÉREZ F.

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