Paraíso perdido

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La pandemia abrió la ventana para poner al descubierto el estado de abandono y comercialización de la salud en el país. Hospitales que fueron programados para robar plata del Estado, incapacidad del sector oficial para dotar y dar buen trato a instituciones y trabajadores de la salud.
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Si abre un poco más la ventana puede observar con repugnancia que mientras el Covid-19 une a los colombianos, los politiqueros lo utilizan para armar pelea por votos y fuentes para robar, así tengan que acabar con los recursos naturales y exterminar minorías, especialmente indígenas, que incomodan al par de parlamentarias del cd que se pueden contratar para asustar sicarios en fiestas infantiles.
Hay que tener una mentalidad vicepresidencial bien torcida e ilógica para afirmar que la mayoría de quienes, con justa razón, reclaman al Estado protección para sus derechos fundamentales, son unos atenidos.
La compañera de fórmula de Duque no ha entendido que este país es mayoritariamente de desprotegidos, que hoy están encerrados para no morir por contagio del virus y que como vamos pueden morir de hambre.
Con el encierro también vemos una seguridad más floja que la conducta de ciertos generales que tiran sus soles a un muladar de mala conducta, donde reposan incólumes las hazañas de Luis Camilo Osorio, Cianurito Martínez, Saludcoop Montealegre, Bonito Carrasquilla, monseñor Ordóñez, entre otros.
Por algo parecido a una rendija junto al marco de la ventana se pudo observar un par de chinches que se reían garloteando sobre gobernantes con sus tradicionales manipulaciones, y le metieron muela a recuerdos sobre la caída del imperio romano por peleas de tierras.
Allí sus ingenieros, sin proponérselo, dieron origen al parlamento organizando los baños públicos. Un aporte de la ingeniería romana a la democracia. En un amplio espacio los ciudadanos acudían a los baños públicos a hacer sus necesidades fisiológicas, en filas en donde cada uno se sentaba, además, a intervenir en charlas, sin preocuparse por las excretas que caían  a una acequia con agua.
Los chicos terminaron felices porque recordaron el origen del parlamento y entendieron el por qué del porqué. Abrieron la ventana más grande para observar los incendios de los bosques de la Amazonía y el exterminio de sus indígenas, pensaron que todos nos estábamos suicidando impulsando el calentamiento global para asegurar que el virus mute, se amañe y quedemos en manos del Matarife.
Ñapa. -Protesta el atenido ‘Carnicero’, famoso por contratar sicarios en la región, en donde ya no consigue ni uno y se quedó sin trabajo. Exige auxilio oficial por ser un generador de trabajo sin trabajo.

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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