Rasqueteo

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Francisco Miranda fue un estratega militar sobresaliente. Observaba los escenarios, los estudiaba, calculaba, atacaba y casi siempre ganaba. Inteligente, buen lector, insuperable conversador y reconocido conquistador, como lo atestiguó una zarina.
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Fue el único latinoamericano que lagarteó, sin éxito en Estados Unidos colaboración para la Independencia. En Europa le fue mejor. Recibió honores por su buen desempeño al mando de tropas rusas y es el único latinoamericano cuyo nombre aparece escrito en el Arco del Triunfo de París, gracias a sus logros militares en favor de Francia. La buena suerte puso en sus manos “la Carta a los Españoles Americanos” (1799) escrita en francés por el jesuita peruano Juan Carlos Vizcardo y Guzmán quien había sido desterrado del Perú y después de llegar ilegalmente a Inglaterra deja su carta impresa a un diplomático de Estados Unidos quien se la da a conocer a Miranda. Este la traduce, la publica en español como “Carta dirigida a los Españoles Americanos” y la difunde por muchas de las colonias españolas.

Esta carta constituye el primer llamado a la insurrección que se produce en América Latina y fue tomada, más tarde, como fundamento de varios documentos emancipadores, entre ellos el Memorial de Agravios del colombiano Camilo Torres y la Carta de Jamaica de Simón Bolívar. De igual forma  fue el fundamento del proyecto de liberación de Francisco Miranda quien llevó varios ejemplares de la carta, cuando arribó a Venezuela en la primera expedición para liberar su patria, pero fue traicionado por Bolívar quien, para salvar su pellejo, lo entregó a los españoles que rápidamente lo enviaron a una mazmorra en España, en donde permanecería hasta su muerte. Cuenta la historia que un poco después de recibir una visita de unos paisanos, quienes después de empaparlo sobre la situación política de su patria, le solicitaron su opinión, su respuesta es difícil de olvidar: “¡Que gobiernen las putas que ya conocemos sus hijos!”

- Traga jeros. La del boyaco José Santos Gutiérrez quien estudiaba jurisprudencia en la Universidad de Lovaina, en donde se enamoró locamente de Josefina y se quedó con la boda lista porque sus suegros no aceptaron el traslado de su hija de Bélgica para Boyacá. El entusado regresó a su tierra y ocupó varios cargos importantes. Fue general del ejército que derrocó a José María Melo y en 1863 fue elegido presidente del Estado de Boyacá, cargo que aprovechó para sacarse la tusa declarándole la guerra al Reino de Bélgica. Años más tarde el embajador de Bélgica conoció la historia en 1988 y organizó la firma del armisticio en Tunja con el gobernador de Boyacá, Carlos Eduardo Vargas, y la participación de los embajadores de Bolivia, Uruguay, Holanda, Marruecos, Líbano y China.

- El señor Gilberto Rendón era una persona siempre bien vestida y muy amable. Era, como Forero La Torre en Ibagué, permanente aspirante a la Alcaldía de Santa Chava. Un buen día Chucho Arbeláez cuadró la telegrafista para que le hiciera llegar el nombramiento de Alcalde y su  posesión al día siguiente en Venadillo. Rendón le solicitó a Chucho un préstamo para el viaje y cuando regresó le comentó  que no había sido nombrado y que lo habían tomado del pelo. Rendón supo después que la mamada de gallo la había organizado Chucho y comenzó la cacería. Chucho se le escondía. Ya le había advertido a su mamá que lo negara a Rendón, quien ejercía como veterinario porque sabía capar perros y terneros. Un día que la mamá de Chucho estaba en una mecedora en la puerta de la casa, se arrimó el veterinario a preguntar por Chucho, y ella le contestó: se fue para la finca. Y él le respondió: Doña Elisa, usted es muy querida y amable pero su hijo es un hijueputa y siguió derecho.

- Vuelve a casa Monseñor Orlando Roa. Por algo era estimado por Monseñor Rubén Isaza Retrepo y las familias que lo conocieron como seminarista. Humildad y vocación como lo recuerdan de Obispo de Espinal y párroco en el Valle de San Juan y Santa Isabel, especialmente.

- La berraquera el reconocimiento de Alta Calidad a la Universidad del Tolima y la matrícula cero para el próximo semestre. ¿Quién le quita a Oscar Barreto lo hecho por la cultura y la educación?

- Jaime Corredor Arjona. Demócrata, ejemplo de ética, amistad y cultura. Un tolimense que despedimos con cariño por su amor a la tierra y a los desposeídos.

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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